El incierto prestigio del vino español (I)

5 julio 2022

Una de mis primeras convicciones cuando comencé en el vino era que calidad y prestigio iban de la mano. En 1986, cuando se atisbaba una mejora creciente del vino español (me refiero al vino de mesa), pensé que en un futuro nuestro prestigio podría estar a la altura de Francia e Italia. Es decir, en la misma posición que tenemos históricamente en producción y exportación. Sin embargo, no ha sido así. Estamos en la octava posición.  


No sería tan agorero si no tuviera la fuente más fiable, como son las tiendas de vinos, el último y el más importante eslabón de la cadena. Las fuentes de esta realidad no hay que verlas en los elogios de periodistas y críticos, muchos de los cuales ponen a nuestros vinos por las nubes, y no se equivocan.  

De qué sirve que todos los comunicadores del planeta estemos de acuerdo en que nuestros vinos premium son de lo mejorcito del mundo si esto no se traslada a los consumidores. Para darse cuenta de nuestro nivel de reputación, basta con pasarse por las tiendas de muchos países y ver cómo nuestros vinos están en la estantería de “other Wines” (otros vinos), cediendo a las imposiciones de comercializar las propias marcas del importador, o cedidas por las bodegas, en vez de proyectar la marca universal de la firma. No es suficiente que en las estanterías mundiales haya más botellas españolas que antes. Lo importante es su posición y distinción en la tienda. 

Tienda especializada

No hay que confundir fama con prestigio. La extraordinaria calidad de los Vega Sicilia, Pingus, L’Ermita, Muga, Murrieta, Riscal y otros etcéteras, no ha logrado ser locomotora del resto de nuestras marcas para que España alcance los primeros lugares de la tabla. No creo que haya un país tan conocido vinícolamente como el nuestro, con la discordancia de contar con marcas capaces de codearse con las mejores del mundo y, pese a ello, no hallarse como “marca país” en los primeros puestos.  

Cata de aceites

En la última cumbre de jefes de Estado de la OTAN, se invitó a los acompañantes a una cata de aceites y no de vinos. Normal, el aceite posiciona a España como potencia mundial de volumen y, a la vez, de calidad, sin necesidad de marcas locomotoras. Ningún mercado diferencia el granel oleícola de las marcas. En algún momento Jerez fue “marca país” cuando los vinos de mesa de calidad estaban en un segundo plano. Por ello, en esta lista, me limito al vino de mesa y no incluyo al jerez, por sus especiales características, y del que hablaré en el siguiente capítulo.

Las causas

Cuando hace décadas producíamos gran número de vinos mediocres, nos parecía normal y, hasta cierto punto, un mérito estar entre los 3 primeros países que más producen y exportan, exhibiendo el derecho de contar con el mayor viñedo del mundo.

Cuando en los años 90 el nivel de nuestros vinos comienza a alcanzar una calidad suprema, resulta que, sorprendentemente, el ranking nos empuja a niveles inferiores ocupando los mejores lugares otros actores como Chile, Australia, Nueva Zelanda y California ¿Es que sus vinos son mejores? En absoluto ¿Es que son mejores vendedores? Puede ser, pero no es tan determinante. La diferencia se debe a que estos países no arrastran una prehistoria de más de 150 años de granel barato como el nuestro. Países inexplorados hace 40 años en el mercado mundial y hoy conocidos por sus botellas con marca. Lo más vejatorio no es vender granel anónimo que pueda beberse o embotellarse en destino como vino español, sino que a este producto se le despoja de la nacionalidad para ser vendido como vino francés e italiano, países que más compran dicho producto.   

Este hecho, que aún perdura, ha contagiado al vino de calidad. Por eso nos resulta más difícil que a los italianos y franceses vender nuestros vinos de alta gama porque, debido a ese contagio del granel, los importadores también aprietan los precios a nuestras bodegas, haciendo más difícil exponer los valores de nuestras marcas y no tener que ceder por precio. Si nuestra popularidad se debe a la baja tarifa de los graneles, es lógico que los importadores de nuestros vinos de calidad presionen más a nuestros vendedores para rebajar también los precios.

Ningún país ha renovado tan rápido la calidad de sus marcas y modernizado su estructura vitivinícola como España. Los enólogos españoles están a la altura mundial. Pero también es cierto que nuestros bodegueros, que han sido demasiado generosos en instalaciones y utillaje, más por lucimiento, sin embargo, han escatimado en promoción.

Depósito vino a granel

La lista mundial del prestigio  

He aquí la jerarquía de prestigio global de los principales países vitivinícolas:

1º Francia. - La meca del refinamiento en todos los órdenes. Una suma de cultura, historia, rigor y geografía de calidad. Los grand crú classe y el champagne es el paradigma del prestigio vinícola.

2º Italia. - Amparado por su imaginación, diseño y una cocina universal, proyecta un elemento de bodegas familiares con un valor de diversidad, vino fácil de beber y una mejora global de sus marcas.

3º California (no EE.UU.). - Vino en el seno del “imperio” americano, con el rigor y competitividad empresarial, precios altos pero más fiables en su propio mercado, con calidades medias muy elevadas. Los cabernets sauvignon y chardonnays que más gustan en el mundo.

4º Alemania. - Orden y rigor alemán, precios altos. Los mejores vinos blancos del mundo, sabores fáciles de asimilar y entender.

5º Nueva Zelanda. - Vinos y bodegas fiables, de estructura ligera, vinos frescos, marketing americano. Nivel medio-alto de calidad. Lengua inglesa.

6º Chile. - Apadrinado por los EE.UU como alternativa asequible de vinos semejantes a los americanos. Dinámica de mercado promovida por empresas privadas de promoción: ProChile y Wines of Chile. Uvas globales de gran calidad y homogeneidad: merlot, cabernet.

7º Australia. - Aunque ha descendido algo en los últimos 10 años, sus vinos corresponden al gusto global, bien elaborados, fiables desde la gama baja a la alta, regularidad, sabores potentes y variedades origen francés. Shiraz varietal que gusta. Excelentes en el marketing americano. Lengua inglesa.

8º España. – Con los factores antes citados, posee vinos muy conocidos en el negocio exportador, pero proporcionalmente menos bebidos en el mercado minorista. Calidad que gusta, escasa coordinación entre empresas e instituciones de promoción, marketing confuso, inseguridad en promover su rica heterogeneidad, buena acción de las marcas más poderosas de calidad, pero descoordinadas con las pequeñas. Escasa regularidad de precios y acciones promocionales.

9.- Argentina. - Homogeneidad, triunfo reciente de la variedad Malbec, gestión dinámica de promoción no estatal: Wines of Argentina; pocas empresas, pero muy dinámicas. Calidad media-alta.

10º Portugal- Conocido hasta ahora por el prestigioso Oporto, Portugal es un país que, en vinos de mesa, sube en los últimos años con cierta celeridad. Todavía falta dinamismo institucional en comparación con algunas firmas de renombre. Van en la senda italiana de vinos familiares, aunque a mucha menor velocidad. Enólogos y exportadores ágiles en el idioma inglés.

11º Sudáfrica. -  Tuvo más esplendor en los años Ochenta en plena autarquía afrikáner, aunque vendieran menos por razones políticas. Hoy su mayor producción ha derivado al vino barato de calidad a través de Inglaterra, su mayor padrino. Un país que va ofreciendo nuevos modelos vinícolas con mayor diversidad de variedades viníferas y de una calidad media-alta. Idioma inglés. 

    Escrito por Jose Peñín

    Uno de los escritores de vinos más prolífico de habla hispana y más conocido a nivel nacional e internacional. Decano en nuestro país en materia vitivinícola, en 1990 creó la “Guía Peñín” como referente más influyente en el comercio internacional y la más consultada a nivel mundial sobre vinos españoles.

Solo Moriles

Existen dos espacios de calidad de la pedro ximénez, la uva estrella de la D.O., como son Moriles Altos y la Sierra de Montilla

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