¿Comemos mejor ahora que en el pasado?

18 abril 2024

En la búsqueda de una alimentación más saludable y equilibrada, surge la pregunta inevitable: ¿Comemos mejor ahora que en el pasado? Para responder a esta pregunta, es esencial analizar cómo ha evolucionado nuestra alimentación a lo largo del tiempo y qué impacto han tenido diversos factores, como la disponibilidad económica, el tiempo dedicado a la cocina, la influencia de las redes sociales o los avances tecnológicos.

Históricamente, la calidad nutricional de nuestra alimentación ha estado condicionada por la capacidad económica de cada individuo. En la actualidad, existen dos grandes grupos: aquellos que pueden acceder a una alimentación de calidad y los que no disponen de los recursos necesarios para ello. Además, factores como el aumento de los precios de los alimentos y la falta de tiempo han influido en la forma en que nos alimentamos. A pesar de esto, se observa una mayor conciencia y preocupación por una alimentación saludable en la sociedad actual.

Ana Luzón, nutricionista especializada, señala que "aunque ha habido avances en el conocimiento y la conciencia sobre la composición de los alimentos, aún hay aspectos por mejorar". El exceso de información, a veces contradictoria, en plataformas digitales y el poder de los influencers pueden generar confusión entre las personas, conduciéndolas a adoptar prácticas alimentarias poco saludables.

En cuanto a los avances tecnológicos y la disponibilidad de alimentos procesados, se reconoce que pueden facilitar el control sanitario y la conservación de los alimentos, pero también plantean desafíos en términos de calidad nutricional. Se enfatiza la importancia de optar por alimentos frescos y minimizar el consumo de productos altamente procesados, que pueden contener aditivos y conservantes no deseables para la salud.

Se ha observado un aumento en las enfermedades relacionadas con la dieta en comparación con generaciones anteriores, atribuible no solo a los alimentos procesados, sino también a factores ambientales como la contaminación. Las alergias y las intolerancias alimentarias han experimentado un notable aumento, lo que refleja cambios en nuestros hábitos alimenticios y en el entorno en el que vivimos.

Al analizar las diferencias entre la alimentación actual y la de nuestros antepasados, se destaca la importancia de la frescura de los alimentos y la reducción del procesamiento. Antes, se priorizaba la compra diaria de alimentos frescos, mientras que hoy en día, el ritmo de vida acelerado ha llevado a una mayor dependencia de los alimentos procesados y congelados.

“No es que haya que mejorar con respecto al pasado, al revés, lo que hay que hacer es intentar comer como comían antes”, afirma Luzón. Para mejorar la calidad de nuestra alimentación actual, se recomienda volver a los principios de la dieta mediterránea que se clasifica como la mejor dieta del mundo, caracterizada por el consumo de frutas, verduras, carne, legumbres, pescado, aceite de oliva y frutos secos. 

Es importante y también más económico planificar las comidas conforme a los productos de temporada. Se enfatiza la importancia de mantener la diversidad y la frescura de los alimentos, así como reducir el consumo de productos altamente procesados.

    Escrito por Redacción

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