¿Debo usar un decantador en este vino?
¿Quién no se ha preguntado en un momento dado si debe o no pasar un vino por un decantador?
Por si había alguna duda… sí, en este artículo vamos a hablar sobre el tamaño de las botellas de vino, ¿de qué si no? Porque es probable que nunca se lo haya preguntado, pero existen a día de hoy más de una docena de tamaños distintos de envases para el vino. Al margen de las botellas estándar (0,750 l), el hecho de que una bodega decida apostar también por embotellar parte su producción en uno u otro formato no es solo una cuestión de costes o de visión comercial, ya que el tamaño también puede afectar a la capacidad de conservación del vino, como veremos.
Pero antes de nada, repasemos cuáles son los formatos más comunes que, en función de si son para vinos tranquilos o espumosos, pueden variar ligeramente sus nombres:
Existen, al menos, tres tamaños más, pero son muy raros de encontrar: Sovereign (25 l),que equivaldría a 33 botellas y un tercio; Primat (25 l), que sería como el contenido de 36 botellas (3 cajas); y Melchizedek (30 l), el equivalente a 40 botellas de vino.
La respuesta es sí, y no sólo por una cuestión de costes, ya que resulta más económico comprar, por ejemplo, una Doble Magnum que 4 botellas estándar. El principal argumento para hacerse con una botella de mayor tamaño es que cuanto más grande sea el envase, mejor evolucionará el vino y mayor será su tiempo de guarda. Y esto es debido a que el contacto del líquido con el vidrio –que está expuesto a la luz, al calor, etc.- es menor proporcionalmente que el de un envase de 0,750 l, igual que también es menor en términos relativos la entrada de oxígeno a través del tapón. Ambos factores contribuyen a que el vino se conserve en buenas condiciones durante más tiempo.
Seguramente le habrá llamado la atención la lista nombres que reciben estas botellas de vino, ya que la mayoría de ellos pertenecen a reyes que aparecen mencionados en las Sagradas Escrituras. Sin embargo, a día de hoy no existe una explicación clara de por qué se utilizaron dichos nombres para denominar los distintos tamaños de las botellas, ¿será por la mayor o menor importancia de cada uno de estos monarcas en su época?
¿Quién no se ha preguntado en un momento dado si debe o no pasar un vino por un decantador?
El concepto de “tomar café” ha evolucionado mucho hasta nuestros días y mucho más en España donde cada vez hay más conocedores y mejores sitios para disfrutar de esta bebida en plenitud.
José Peñín nos cita su historia personal con Jumilla cuando su excelente granel era el reclamo principal por encima de los tímidos comienzos del vino embotellado.