¿Cómo se define el ‘Podio’ de la Guía Peñín?

Esta semana el equipo de cata de la Guía Peñín se enfrenta a una de las tareas más difíciles de todo el año: consensuar qué vinos son los que obtendrán 95 puntos o más en la nueva edición de la guía, lo que conocemos como los vinos de “Podio” de la Guía Peñín. En esta ocasión los mejores vinos del año se enfrentarán a este “segundo examen” que, en palabras de Carlos González, director de la Guía Peñín, supone “todo un reto en la valoración de los vinos más complejos y sofisticados del año. Se trata de un ejercicio único en la prescripción y una forma justa de determinar los vinos de Podio de todo un país”.

Qué vinos llegan a la recata

Existe una complejidad añadida en los vinos de recata. La diferencia entre un vino de 94 y otro de 95 es muy importante. 95 puntos implica que el vino formará parte de la élite del vino español del año, el denominado Podio. Todos los vinos de 94 son comparados de nuevo para ver si tienen la capacidad de competir con los de 95. A este nivel, cada escalón cualitativo, 96, 97, 98, es un mundo y ha de ser justificado en un ejercicio democrático en el que no se tiene en cuenta su precio. Javier Luengo, director editorial de la Guía Peñín lo describe así: “A lo largo de tres días estamos enfrascados en una deliberación muy compleja y tensa, en la gran mayoría de los vinos existe unanimidad, aunque también surgen interesantes debates que nos hacen movernos a través de las mesas buscando argumentar nuestras impresiones sobre un vino. En estos casos, la mayoría determina la valoración final”.

Qué pasos sigue el equipo de cata

Antes de nada, se ordenan los vinos por tipologías y por puntuaciones. Boris Olivas, responsable de la Escuela de Cata y catador, define la preparación como “un ritual donde se palpa la magnitud del ejercicio y que se vive con anticipación. La recata es un espectáculo único que disfrutamos mucho, pero, a la vez, exige dar lo mejor de nosotros mismos”.

Normalmente, los catadores suelen empezar por la categoría de tintos. En las primeras mesas se ponen los vinos de 94 puntos, ordenados de menor a mayor intensidad y ordenados también por zona de producción e influencia climática. Es habitual ver a un catador olfatear cuatro o cinco vinos de golpe, antes de entrar a debate con cada uno de ellos.

En cada cata, el equipo delibera sobre la puntuación obtenida y se valora si esta podría variar. En caso de mejorar, el vino se traslada físicamente a la mesa de 95 puntos y se coloca junto a vinos de un estilo similar, a la espera de que los catadores vuelvan a recaer sobre él y confirmen que, evidentemente, se afianza en los 95 puntos o incluso si puede llegar a subir otra mesa más.

Este ejercicio comparativo termina cuando el vino deja de despuntar sobre el resto, momento en que se deja la puntuación definitiva.

Este ejercicio dura varios días, dado el importante volumen de vinos que son y, sobre todo, el nivel de los mismos. A lo largo de estos días los catadores van saltando de copa a copa, rebuscando vinos para comparar, debatiendo, argumentando. La comparativa y la experiencia de nuestros catadores terminan por confeccionar un ranking sumamente elitista. Lo mejor de todo un país vitícola, una responsabilidad que cada año asume la Guía Peñín desde hace más de 30 años.

Terminado el ejercicio de la recata que, como podéis imaginar, exige bastante concentración, conseguimos la lista definitiva de los vinos que conforman el Podio de la Guía Peñín. Conoce cuáles fueron los afortunados que alcanzaron el lugar más alto el año pasado.

Lanzamiento de la nueva Guía Peñín

Queda ya muy poco para conocer los resultados de nuestra recata. En pocos días, haremos públicas no solo las puntuaciones de los vinos del Podio, sino también las de todas las zonas productoras que hasta ahora aún no se habían dado a conocer en nuestro buscador online. La Guía física lleva otros plazos y todavía tardará unos meses en ver la luz, previsiblemente para el mes de octubre de 2021.