Un nuevo año va a llegar y como siempre sucede nos planteamos nuevos deseos y propósitos para el que ha de llegar. Lo hacemos desde el optimismo, pues, aunque siempre hay agoreros que buscan sumirnos en los más terribles escenarios, los cambios también suelen traer consigo nuevas oportunidades.
Un 2025 con mejores vinos. Esta pretensión que bien podría parecer una quimera años atrás se ha convertido en una realidad palpable cada año que pasa. Así se desprende de las catas que puntualmente publicamos en la Guía Peñín de los Vinos de España, donde se aprecia una abrumadora subida de calidad que queda certificada en las puntuaciones globales de los vinos. El 2024 fue muy bueno a nivel de calidad y eso es una excelente noticia para el vino español. La lectura deja de ser tan positiva si centramos la mirada a nivel comercial, donde se dibuja un escenario mucho más incierto, tal y como nos pudo desgranar Rafael del Rey en la entrevista que publicamos a finales del mes de octubre. Incierto no es negativo, es que está sujeto a cambios que no son fáciles de predecir. Ante esta situación en Peñín nos planteamos un 2025 cargado de vino, como no, pero también cargado de acciones orientadas a fortalecer las ventas de las bodegas, tanto en los mercados nacionales, como en los cada vez más imprescindibles internacionales.