Cigales, un lugar único con un gran potencial por explotar
Todavía existen en España zonas poco o nada conocidas por el consumidor extranjero y casi también por el nacional. Estos lugares se encuentran generalmente escondidos por la geografía española, y en la gran mayoría de los casos, su principal mercado comarcal hace que la tipología de vinos a desarrollar sean los de rápido consumo. La historia de Cigales es una historia especial y singular.
A excepción de Toro, el viñedo castellano ha sido desde Soria hasta Astorga el paralelo del clarete. Parte de esta vocación rosada es herencia de la costumbre de plantar los viñedos con mezcla de uvas tintas y blancas, uvas que eran vinificadas conjuntamente y sin distinción. Así nacía el clarete de Cigales y así fue cómo creció la región en torno a una tipología de vinos que raras veces conocían los mercados exteriores. Cigales supo como nadie convertirse en un referente en los vinos rosados. Sin embargo, ante la predominancia del consumo de vino tinto, esta comarca que se extiende al norte de la depresión del Duero y ambos lados del río Pisuerga, no quiso perder este tren.
La alargada sombra de Toro y Ribera del Duero
En esta aproximación a los vinos tintos, Cigales no pudo evitar compararse a las dos grandes zonas productoras de vino de vino tinto en Castilla y León. Toro y Ribera del Duero, despegaron con fuerza en esta tipología de vinos, haciendo que Cigales quisiera imitarlas en una lucha que desde principio tenía perdida. Cigales cuenta en su haber con un amplio abanico de uvas tintas entre las que destacan la tempranillo, cómo no, pero también la garnacha (tinta y gris) y otras variedades de corte francés como cabernet sauvignon, merlot y syrah. El modelo predominante en las zonas productoras vecinas estaba dominado por un especial protagonismo de la crianza en barrica, modelo que no dudó en aceptar como suyo. Lo cierto es que Cigales cuenta con una mayor capacidad expresiva en torno a sus vinos tintos. Existen modelos en la zona que muestran que existe la posibilidad de alcanzar la excelencia en torno a esta tipología de vinos. No hay más que mirar a bodegas como César Príncipe, en Fuensaldaña (Valladolid) o Bodegas Museum, ubicada en la propia localidad de Cigales. Son dos claros ejemplos que cómo bucear por la excelencia sin caer en un abrumador y monolítico uso de la madera.
Ya puedes conocer los mejores vinos tintos de la zona pinchando aquí.
Cigales puede ser en tintos mucho más de lo que a día de hoy es. La clave para entender toda su potencialidad está en parte en unos suelos de arena, calizas y gredas yesíferas que reposan sobre arcillas y margas, en unas altitudes medias de 750 metros sobre el nivel del mar, pero también y quizá más importante, en la posibilidad de utilizar sus variedades “secundarias”, especialmente la garnacha, para buscar un estilo menos contundente y más frutal. Como es lógico, todo ello debería ir acompañado de un uso mesurado de la barrica, una forma de buscar un perfil de vinos menos estructurados, pero sin abandonar la esencia del clima castellano imperante en la zona.
En los últimos años, hemos visto como los tintos han incrementado su calidad. Además de los poderosos César Príncipe 2019 tinto Crianza y Numerus Clausus 2019 tinto, ambos pendientes de recatarse junto a los vinos más puntuados del año en nuestro espectacular ejercicio de Recata de los mejores Vinos de España que realizaremos en el mes de julio, existen otras referencias que están acelerando su paso en esta búsqueda de la excelencia. Traslanzas Bodegas y Viñedos, con su Traslanzas 2019 (93 puntos), es un buen ejemplo de la búsqueda de un estilo más elegante y equilibrado. 23 vinos de los 34 tintos catados este año han alcanzado la barrera de los 90 o más puntos en la Guía Peñín, lo que da una idea de la creciente calidad que estos vinos están ganando.
El clarete cigaleño
Cigales sigue despuntando en la elaboración de rosados, y lo hace a pesar de que las mejoras tecnológicas, como la llegada del control de las temperaturas durante la fermentación, les acercara a muchos de sus competidores. Ya no era un valor elaborar en sus cuevas subterráneas, pues todos podían conseguir esa frescura que ralentiza la elaboración y hace que todo salgo mejor. Con todo, el éxito del rosado de Cigales radica en su histórica mezcla de variedades y en el uso de uva de muy alto nivel de cepas muy viejas, tanto que podríamos decir que es la región de España que elabora rosados con uvas de mayor nivel. La clave de ese clarete era la extraordinaria personalidad cuando el carácter de las uvas blancas verdejo, albillo y palomino se fundía con la garnacha y el tinto fino, una esencia que ha perdurado en el tiempo, a pesar de que algunos elaboradores se han rendido a los rosados de corte más moderno, de menor color y estilo provenzal, donde bucean por las sutilezas en lugar de acudir a una fruta más envolvente y directa.
Todos los rosados que han pasado recientemente por nuestra mesa de cata pinchando aquí.
Estos vinos siguen siendo un disfrute para el consumidor, y lo son por su pureza y cercanía. Ningún consumidor que se precie debería menospreciar esta categoría de vinos, pues si lo hace se estará perdiendo una parte importante de la cultura elaboradora de nuestro país, y también una forma diferente de disfrutar del campo y sus esencias locales. 25 rosados han llegado este año a nuestra mesa de cata, de los cuales 19 han llegado a alcanzar un mínimo de 90 puntos. Todo un avance, cuando históricamente los rosados de nuestro país se quedaban en puntuaciones sensiblemente inferiores.
Cigales tiene ante sí un difícil pero apasionante reto. Hacer crecer la fama y el reconocimiento de sus vinos combinando su excepcional viñedo con las elaboraciones más respetuosas y menos invasivas. Las herramientas las tiene, tan sólo falta que cada vez más productores se atrevan a bucear por las sutilidades y los equilibrios locales.