Vinos florales para celebrar el día de los enamorados

Se acerca el día de los enamorados y si tienes pareja empezarás a tener la sensación  de que algo habrá que hacer para celebrarlo. ¿Cuántos ramos de flores has regalado en esta fecha? No es necesario responder, seguro más de uno no ha regalado nada convencido de que se trata de un día más, inventado tan sólo para hacer gasto.

Sea lo que sea, celebrar siempre es agradable y más si lo haces teniendo en mente a tu media naranja. Os proponemos una alternativa a las recurrentes flores a través del vino. Para ello vamos a acudir a los vinos que están más ligados a ellas.

Existen diferentes tipos de uvas cuyo ADN encierra matices olfativos que nos recuerdan a determinadas flores y también elaboradores que con sus trabajos nos acercan a éstas de la forma más sincera y directa. Así que afinad el olfato que nos vamos rumbo a diferentes floristerías vínicas de España. En esta ocasión no hemos querido mirar el precio, porque ¿cómo mirarlo cuando hablas de la persona más importante de tu vida? Aun así, a través de nuestro buscador podrás escoger opciones más económicas si buscas vinos interesantes, aunque los que hoy os acercamos son sin duda una buena manera de disfrutar del día del amor de la forma más placentera. ¿Listos?

Gallinas & Focas es un vino de campo en su sentido más amplio. Un vino que nos traslada a Mallorca a través de un juego de fruta y flores silvestres que nos dejará obnubilados. Este vino nace de la colaboración de Esment y la bodega 4kilos Vinícola. Esment es una organización para que personas con discapacidad intelectual y sus familias disfruten y mejoren su calidad de vida y dispongan de las mismas oportunidades que todos los ciudadanos. Todo en este vino es brillantez, desde la idea que lo ha impulsado hasta la definición que alcanza en la copa. Mantonegro es una de las variedades locales mallorquinas, una uva que nos acerca a vinos sutiles y muy aromáticos. Su creador, Francesc Grimalt, es un convencido de la viticultura tradicional y respetuosa. En el viñedo trabaja con cobertura vegetal para potenciar la microbiología del suelo y la competencia hídrica. Y en bodega busca interferir lo menos posible a favor de acercarse a la verdad de sus viñedos. Este vino es un regalo en todos los sentidos. Permanezcan atentos a la carga floral en nariz, será como acercarse a un ramillete de violetas y flores silvestres. En boca es pura seda, fino, elegante, como imaginamos que ves a tu pareja en este día de los enamorados.

Nos trasladamos a Marça, en la provincia de Tarragona, donde Josep Grau tiene un anciana viña de más de cien años de antigüedad, donde cultivan desde el máximo respeto la variedad garnacha. Volvemos a encontrarnos con un amante de la naturaleza y de los equilibrios naturales en la viña, así es como consiguen embotellar vinos que nos hacen soñar. Este viñedo está plantado sobre un suelo arcillo-calcáreo que retiene la humedad y no sufre tanto en años en los que la pluviometría es escasa.  En bodega acompañan la uva en su transformación, pero casi sin intervención. De esta manera aseguran que mantienen la esencia de la variedad de uva y de la parcela hasta el resultado final. En este vino conviven las violetas características de una garnacha bien trabajada, con los matices de fruta roja sobre un fondo especiado. Hay una prioridad frutal en él, una frescura poco frecuente en la zona que nos hará disfrutar al máximo. En boca se siente con fuerza controlada, es sabroso y estructurado.

La bodega Muchada-Léclapart, formada por David Léclapart y Alejandro Muchada, es un referente en la elaboración de vinos poco intervencionistas. Para entender su filosofía de trabajo acudimos a ellos mismos cuando afirman que su clave reside en buscar la mejor materia prima, encontrar su expresión más delicada (con su viticultura biodinámica) y conservar ese valor (con una vinificación de mínima intervención). Así pues estamos nuevamente ante personas con una especial sensibilidad hacia el campo. ¡Qué casualidad! Su vino Elixir es pura floralidad y elegancia. Este vino se ha elaborado con uvas de moscatel de Chipiona de viñas de 45 años de edad, procedentes de la parcela El Camino del Puerto del Pago Abulagar, una viña asentada sobre suelos de arena y arcilla roja. Su elaboración mantiene intacta y sin maquillaje el carácter floral de la uva moscatel, dejándonos una nariz rica, expresiva, con notas a flores blancas, fruta de hueso, hierbas silvestres y un fondo que recuerda a piedra seca. La boca no se queda atrás, es salina, equilibrada y muy mineral.

Pepe Mendoza es una figura indispensable para entender el alcance de los vinos mediterráneos de España y un ejemplo para conocer la trascendencia que ha tomado en los últimos años el culto a la viña y a las variedades locales. Enfocado en la elaboración de vinos terrenales, su proyecto Casa Agrícola ha conseguido una gran repercusión internacional y no por casualidad, sino a base de vinos honestos, muy silvestres y rústicos, entendiendo por rusticidad el lado más salvaje y bonito de la relación entre el vino y su lugar de origen. Pureza es un vino que ya sólo con su nombre muestra un claro objetivo de querer alcanzar su estado más nítido y veraz. Creado con uvas de moscatel de la Marina Alta, ha sido elaborado en ánforas en contacto con las pieles. Un vino brisado o naranja que nos deja un sin fin de aromas a flores, entre los que se encuentran los pétalos de rosa, muy de San Valentín por otra parte, el jazmín y también hierbas silvestres como la camomila. Se trata de un vino sabroso y con cierta estructura que nos servirá para afrontar con deleite nuestra velada más romántica.

No podía faltar un vino rosado en esta romántica selección. Pero no uno cualquiera, sino uno de los que dignifican a esta tipología de vinos. Dominio del Pidio es una bodega que nace de la mano de los hermanos Roberto y Oscar Aragón, propietarios también junto a su padre de la bodega ribereña Cillar de Silos. La bodega se encuentra en Quintana del Pidio, Burgos, y cuenta con más de 10 has de viejas viñas con las que dan forma a unos vinos con vocación de convertirse en grandes representantes de la Ribera del Duero. El rosado que ahora os presentamos es un buen ejemplo de la capacidad expresiva de esta tipología de vinos cuando se dedican los mejores medios para su obtención. Se aleja del concepto de rosado joven gracias a las notas especiadas y a los matices de brioche que podremos encontrar en él, fruto de su crianza en roble francés de 500 litros con sus propias lías, pero también despliega una parte importante de su esencia primaria, aportando al consumidor ricos matices de fruta roja y notas florales que nos recuerdan a las rosas.

Clos D’Agon es un claro ejemplo de que las cosas en el mundo del vino no son o blancas o negras. Desde su comienzo apostaron por trabajar fundamentalmente variedades foráneas como la cabernet sauvignon, merlot, syrah, viognier, marsanne o roussanne, mientras cultivaban también monastrell e incorporaban variedades más locales como la garnacha, tinta, blanca y gris. Este viognier que hoy os traemos es un buen ejemplo de lo que se puede conseguir con esta variedad sobre un clima puramente mediterráneo. La uva viognier, originaria del Ródano, muestra en estas parcelas de pizarra, arena y arcillas del Baix Empordà un carácter eminentemente floral (madreselva), que junto con su sensación grasa en boca, consiguen hacer que este vino se muestre intenso, con una importante carga frutal (fruta de hueso) y un paso por boca largo y duradero. Su leve crianza en barricas de roble francés, donde conviven barricas nuevas con otras de hasta tres usos, hace que el impacto de esta madera en el vino sea contenido y guarde armonía.