Tierra Fundida 1/1 2017, cuando los pequeños se convierten en grandes 

20 octubre 2020

Existen proyectos que, a pesar de sus reducidas dimensiones, están predestinados a hacer grandes cosas, y nuestro siguiente nominado al Premio Vino Revelación Guía Peñín 2021 creemos que es uno de ellos.

No es novedad que los vinos de las Islas Canarias tienen la capacidad de alcanzar una singularidad especial. Algunos de sus vinos se han convertido por derecho propio en un valor para todos aquellos que buscan elaboraciones diferentes y locales en un mundo tendente a la uniformidad y globalidad. Nos dirigimos a la isla de Tenerife, allí hemos presenciado el nacimiento de una nueva bodega y un nuevo vino.

Tierra Fundida 1/1 es el primer vino de la bodega Vinos en Tandem, un proyecto pequeño en tamaño, familiar, y muy artesanal. Loreto Pancorbo y Gabriel Morales son dos soñadores, soñadores de vino que se han atrevido a transformar en realidad un proyecto que rondaba por sus cabezas desde hacía tiempo. Tan solo tenían que poner a funcionar el “tándem” de dos personas experimentadas en la enología y en la viticultura en un terreno tan especial como el de la isla de Tenerife. Y así fue como montaron una pequeña bodega en su casa, en medio del campo, donde toda la familia participa en la elaboración, hasta los más pequeños.

Este Tierra Fundida 1/1 2017 es un vino que nace de la fusión de tres uvas:negramoll, castellana negra y verdello. Para ello hicieron una selección de las mejores fincas, y la mejor variedad de cada finca. Esta premisa les llevó a la sutilidad y acidez de la negramoll de su finca Fray Diego, variedad favorita de Gabriel, a la estructura y tanicidad de la castellana de la finca de Los Marqueses, variedad favorita de Loreto y al aroma y acidez de la verdello, variedad blanca que se encuentra en su parcela la finca Cercado del Pino y con la que Loreto lleva investigando desde 2015.

Cada casta fue elaborada por separado, con el fin de identificar el carácter de cada parcela. La vinificación de las uvas tintas negramoll y castellana negra es muy sencilla como explica Loreto: “Lo hicimos en barricas de roble abiertas, con raspón incluido, echamos toda la uva, la pisamos y fermentó en esta barrica sin adición de levaduras. Posteriormente hizo la maloláctica en roble cerrado”.

Para la variedad blanca verdello despalillaron a mano, con uvas enteras, añadieron un poco de mosto para que la fermentación arrancase rápidamente y dejaron que fermentara en barrica de roble abierta igualmente. Todas las variedades fueron posteriormente criadas en barricas mayoritariamente usadas, de unos cinco usos, aunque para la castellana se usaron dos barricas nuevas de roble francés.

Gabriel Morales y Loreto Pancorbo

El trabajo en esta bodega es completamente artesanal, pues no cuentan con grandes maquinarias, algunas “indispensables” para muchos bodegueros como una despalilladora, bombas, etc… Todo funciona en base al ingenio y a la mano del hombre.

La bodega posee 6 hectáreas de viñedo repartidas entre Tacoronte y el término municipal de Los Realejos en el Valle de la Orotava. A día de hoy todavía no procesan toda la uva que vendimian. Como ellos dicen, prefieren ir creciendo coherentemente, sin prisas y sin presiones. Así que parte de la uva que poseen la acaban vendiendo. Loreto Pancorbo lo define a la perfección: “No queremos hacer cosas que no nos convenzan. De momento podemos permitirnos el lujo de vender aquello que no nos interesa”.

Como es lógico en todo proyecto vitícola que se precie, no son ajenos al suelo donde crecen sus viñas. El nombre con el que han bautizado a su gama de vinos más especiales, como el que hoy les traemos, es toda una declaración de intenciones: Tierra Fundida, que es como hablar de la lava que originó parte de sus singulares suelos.

Las viñas en Tacoronte, donde se encuentran fundamentalmente sus uvas tintas, ascienden a unos 450 metros de altitud, sobre suelos francos, aunque en las viñas de Los Marqueses y Fray Diego, donde nacen estas uvas de negramoll y castellana, cuentan con la singularidad local de un suelo más pedregoso, lo que les ayuda a reducir el vigor, además de que el agua drena mucho mejor.

La parcela Cercado del Pino, de la cual proviene la uva verdello presente en este vino, está ubicada en el Valle de la Orotava en su vertiente más pegada a los Realejos. Aquí los suelos son extremadamente fértiles, lo que les obliga a estar muy pendientes del vigor de las plantas. En esta zona prácticamente sólo se cultivan uvas blancas, ya que a las uvas tintas les cuesta mucho madurar, en gran medida por las nubes que traen los vientos alisios y por la altitud, que aquí ronda los 620 metros.

Finca Cercado del PIno

A día de hoy tan solo elaboran 5000 botellas anuales en toda la bodega, y cerca de 1400 son precisamente de este vino nominado que hoy les acercamos. Es bonito ver cómo el fenómeno de las microbodegas está explotando en España y ver cómo estas pequeñas unidades familiares son capaces de contribuir tanto a la viticultura y enología de una zona.

    Escrito por Javier Luengo, director editorial de Peñín