Las uvas tintas más sutiles de España

13 abril 2023

No nos pillará por sorpresa que cada vez más consumidores buscan vinos más sutiles y suaves, una reacción a la nutrida herencia de vinos abrumadores y contundentes que durante años invadieron a la crítica vinícola y a los lineales de vino dentro y fuera de España.

El movimiento subversivo llegó con vinos que eran justamente lo contrario, como una nueva corriente artística que nace llevándose por delante todo lo establecido. Estos vinos venían con credenciales completamente diferentes: colores mucho menos intensos, niveles de alcohol más bajos, aromas presentes, pero no abrumadores y sabores sutiles y elegantes. El trago lógicamente también variaba. Donde estaba la sapidez en su punto álgido llegaba ahora la fluidez y las sensaciones más etéreas. Aunque la forma de trabajar en bodega orienta al vino hacia un lugar u otro, existen también tipos de uva que favorecen la obtención de este tipo de vinos. Hoy os traemos un puñado de variedades que se han convertido en el referente de los vinos más sutiles y bebibles de España, uvas que hacen que su ADN parta de esta esencia de mínimos.

Cataluña: trepat y sumoll

En Cataluña, existen dos variedades que nos acercan perfectamente a la tipología de vinos que hoy tratamos. La trepat y la sumoll son dos variedades que, antes de la filoxera, el bicho que arruinó la vid en Europa, poblaban a sus anchas en nuestros viñedos. En ambos casos estas uvas ofrecen vinos de coloración baja, presencia de fruta roja y notas silvestres. La trepat, más elegante que la sumoll, era utilizada para la obtención de vinos rosados, especialmente en Cava. Vinos sin muchas pretensiones hasta que una D.O. de interior se empecinó en hacer vinos diferentes con sus variedades locales.

Se extiende por una buena parte del viñedo de Conca de Barberà, donde encuentra su máxima expresión. Una variedad muy elegante, con un puntito de rusticidad silvestre muy interesante para aquellos que buscamos vinos diferentes.

Notas aromáticas comunes en los vinos de trepat: fruta roja, especias (pimienta), regaliz y hierbas aromáticas (laurel).

Foto: CRDO Conca de Barberà

La Sumoll es una variedad común del Penedès que presenta un carácter más agreste. Uva de poco color, con alta presencia de taninos y con una acidez refrescante, ofrece vinos silvestres y en ocasiones algo secantes si no se trabaja con precisión.

Notas aromáticas comunes en los vinos de sumoll: fruta roja, hierbas del bosque (anis, tomillo y algarroba).

Islas Baleares: Mantonegro

Las Islas Baleares nos tienen acostumbrados a grandes vinos de todo tipo de perfil. Islas donde las uvas francesas se aclimataron a la perfección, aportando algo más a lo que hacían en sus lugares de origen, un estilo mediterráneo que se ha convertido en la identidad de sus vinos. A estas uvas que ya todos conocemos, como la cabernet sauvignon, merlot, se unen otras más locales y diferentes como la callet, mantonegro y gorgollassa. Por tipología de vinos, nuestra parada será en la mantonegro, uva mayoritaria en la D.O. Binissalem y toda una seña de identidad Balear con el permiso de la uva callet, mucho más extendida, aunque de un perfil bastante diferente del que pretendemos abordar. Se trata de una uva que ofrece vinos de alta graduación con una acidez media. Es una uva de tendencia oxidativa, por lo que es habitual verla en añadas más recientes.

Fuente: CRDO Binissalem - Autor: M. Torres

Notas aromáticas comunes en los vinos de Manto Negro: una característica capa media baja que nos hace prever un vino sutil, aunque en la boca encontraremos ciertas sorpresas. Presencia de fruta roja pero madura y potente sobre una estructura moderada, aderezada con notas de sotobosque mediterráneo (tomillo y jara).

El Giró Levantino y la Garnacha de Gredos

La garnacha es una variedad polivalente. Basta con acercarnos a las garnachas de aragonesas de Calatayud y acto seguido a las de Gredos. En las primeras veremos vinos con alta concentración y extracto, mientras que en las segundas atenderemos a una suerte de sutilezas que bien podrían hacernos pensar que hablamos de uvas diferentes. Lo mismo nos pasa con la giró alicantina, supuestamente un clon diferente de la variedad garnacha y que también nos transporta a aromas y sabores de diferentes matices. La garnacha de Gredos se ha hecho famosa en los últimos años gracias a elaboradores pioneros, como la Compañía de Vinos Telmo Rodríguez, que puso el foco en una zona nada conocida aportando un estilo de vinos de menor intensidad, de poco color y de elegantes matices aromáticos y gustativos. Las garnachas de este perfil bucean por el mundo de las flores, de los matices minerales y de la tensión y frescura en boca.

Foto: Viñedos Burgohondo Gredos

También el giró de Alicante se acerca en cierta medida a este estilo más fino, si bien lo hace de diferente manera. La cooperativa de Xaló y la figura de Felipe Gutiérrez de la Vega fueron los impulsores de la revitalización de esta uva en la Marina Alta, Alicante. Pero el impulso mediático llegó más tarde de la mano de Pepe Mendoza y su proyecto en Alfaz del Pi, con un vino que se hizo con el premio a Vino Revelación en la Guía Peñín 2021: Pepe Mendoza Giró de Abargues 2019.

A nivel organoléptico, bien sea por los suelos imperantes en la zona o por la influencia climática mediterránea, la giró destaca por sus aromas a campo, hierbas y flores silvestres. Todo ello acompañado de una fruta roja madura, que nos deja un paso por boca sensiblemente más duradero si la comparamos con la garnacha de Gredos. En ambos casos la fruta presente es roja, fresas silvestres, si bien el punto de madurez cambia en ambos lugares y con ello la sensación final que el vino nos deja en boca.

Galicia, brancellao y mucho más

Foto: Viñedo de Ribeira Sacra

Galicia es probablemente el lugar donde más y diferentes variedades de perfil sutil podemos encontrar de España. La brancellao es probablemente la reina de las uvas tintas gallegas, aunque no es la única que presenta vinos elegantes y expresivos, tenemos allí otras interesantes uvas como la caiño, sousón o espadeiro. Al igual que las uvas anteriores no posee una capa alta, por lo que el vino se presenta con una coloración sensiblemente baja y transparente. Esta uva nos deja vinos con sensaciones de fruta roja acompañada de notas de sotobosque húmedo. Además, posee en su ADN una elevada acidez, lo que unido a un clima fresco y atlántico se traduce en vinos muy afilados y con una proyección en el tiempo francamente interesante. La sutilidad de aromas se convierte además en un factor interesante para la trasmisión de los matices minerales del suelo, especialmente en lugares donde el suelo es más protagonista, como sucede en la Ribeira Sacra con sus suelos de esquistos.

Estos vinos más sutiles que hoy podemos encontrar en España son en cierta medida las reminiscencias que nos quedan de los vinos que históricamente se elaboraban en el país: más ligeros y suaves. Aunque la diferencia está en que antiguamente se llegaba a estos vinos con plantas que sufrían un exceso de carga y con uvas de mayor calibre, cuando ahora se busca la sutileza, también en cierta medida se debe a la grandeza y la longevidad de muchos de ellos.

    Escrito por Javier Luengo, director editorial de Peñín

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