"Vinos de pasto", ¿bote salvavidas para "El Jerez"?

16 febrero 2023

Un año más hemos empezado los viajes de la Guía y nuestra primera parada, como viene siendo habitual, son los vinos del Sur; Vinos de la Tierra de Cádiz, Montilla-Moriles, Jerez y Manzanilla de Sanlúcar. Jerez y Manzanilla de Sanlúcar nos deslumbran cada año por la calidad y singularidad de sus vinos, al tiempo que nos “deprime” por los datos de caída de consumo y de ventas de los vinos amparados por las DO’s.

Ya se pueden consultar en avanzada todas las valoraciones de los vinos de Jerez haciendo click aquí.

Desde que tenemos las estadísticas de la Guía Peñín los vinos de la D.O. Jerez son los primeros en el ranking de denominaciones de España. Es más, Jerez ha sido la primera región vitícola de España en obtener 100 puntos con uno de sus vinos en la Guía Peñín. A pesar del excelente panorama cualitativo las cifras de ventas caen desde hace ya unos cuantos años. Con los datos del último año tan solo se salva la D.O. Manzanilla, que crece un 22,35% a nivel nacional debido a la vuelta a la normalidad de las ferias tras el parón pandémico.


Respecto a la D.O. Jerez la caída en exportación, sostén histórico del Marco, es cercana al 22%, principalmente motivada por un descenso brutal de ventas en el mejor y más tradicional mercado de estos vinos, el inglés. Estas caídas en las ventas sumadas al auge de la demanda de los destilados “sherry cask” está provocando que las grandes bodegas del Marco se centren en la mayor rentabilidad que supone el envinado de botas para el envejecimiento de destilados de alta gama, principalmente whiskies. Es triste escucharlo, pero las bodegas son empresas y deben ser rentables y esta línea de ingresos está haciendo que las bodegas destinen parte de su trabajo a esta línea de negocio.

En los últimos años, los esfuerzos promocionales de ambas denominaciones de origen se han centrado en el mundo de la alta gastronomía, un acierto en tanto que el consumidor de este tipo de gastronomía suele tener una mayor sensibilidad por los vinos especiales. Sin embargo, algo sucede cuando todo este esfuerzo no parece estar repercutiendo tan positivamente como debiera. Y es que este público sigue siendo un grupo minoritario, positivo, pero alejado del gran consumo.

Nos viene a la cabeza una analogía perfecta entre la relación de los vinos de Jerez y el consumidor a través de la música. Jerez ya ha vivido en sus propias carnes los efectos de tener un producto exclusivo como es el cante jondo y el no llegar a un público masivo a pesar de ser algo único y reconocido mundialmente. En música la forma de poder llegar a enganchar a un público más amplio es a través del mestizaje de estilos con géneros más sencillos y digeribles. Aunque pueda parecer una vulgarización, artistas como Rosalía acercan parte del espíritu de Andalucía a través de una música más moderna y actual, donde aparecen pequeños guiños hacia las tradiciones del Sur. Sin embargo, y esto no debemos olvidarlo, a pesar de todo siguen sin llegar a un público masivo, porque siempre será un género dedicado a un consumidor más especializado y sensible. Esto nos lleva a preguntarnos, ¿Cuál es la fórmula que permitiría alcanzar cotas de consumo más altas? Parece lógico pensar que la vía de crecimiento vendrá de la mano de vinos más accesibles por el consumidor no especializado, vinos fusión, los vinos tranquilos.

El escenario sobre el que sobrevuelan los vinos de Jerez

Volviendo a los datos, estas caídas en consumo y ventas chocan de frente con la paulatina e imparable subida de los vinos que bajo la IGP vino de la tierra de Cádiz se comercializan. Si bien la subida del 5,5% en el último año no es muy alta, el dato verdaderamente importante es la subida en valor del 234%. Estos vinos han venido a quedarse y cada vez se venderán más, mejores y a mejor precio. Dentro de esta Indicación Geográfica de procedencia no existe un estilo bien definido de los vinos. Debemos de tener en cuenta que entran vinos elaborados en toda la región con una infinidad de variedades y tipologías, muchas de ellas de corte comercial y sin gran valor para el consumidor más selecto.

Sin embargo, dentro de los vinos de Cádiz o incluso en el cajón desastre de vinos de mesa, existe una tipología de vinos que se elaboran principalmente en Andalucía, cuyos elaboradores son fieles a un origen y a un terruño, vinos mayoritariamente blancos de variedades autóctonas (palomino, perruno, pedro Ximénez) y que guardan una vinculación conceptual con los vinos del Marco. Hablamos de unos vinos donde se mantiene parte de la esencia de las crianzas del Marco, pero suavizando su impacto y protagonismo. Esta tipología de vinos se ha definido como Vinos de Pasto y podría ser una vía de crecimiento para los vinos que se produzcan en adelante en la región.


En la provincia de Cádiz existe una verdadera revolución con respecto a estos vinos. Son ya muchos elaboradores (Willy Pérez, Ramiro Ibáñez en Cota 45, Primitivo Collantes, Rocío y Alejandro en Forlong) que siguiendo la estela iniciada en 2008 por Jesús Barquín y Eduardo Ojeda en equipo Navazos y su vino Niepoort-Navazos, elaboran vinos bajo las directrices de variedad autóctona (palomino mayoritariamente), suelo de albariza de los principales pagos del Marco (Balbaina, Carrascal, Macharnudo, etc..) y crianza tradicional. ¡Y todo ello sin encabezado!

Últimas catas de los Vinos de la Tierra de Cádiz y Montilla-Moriles pinchando aquí.

Estilísticamente estos vinos son complejos, frescos, frutales, elegantes, sápidos y persistentes. Vamos, que lo tienen todo para triunfar en un mercado donde cada vez se demandan más blancos con singularidad y coherencia, con el añadido de servir de puerta de entrada al gran público hacia las elaboraciones clásicas del marco de Jerez (fino, manzanilla, oloroso, amontillado, palo cortado, px), que sin duda requieren un mayor conocimiento y unos paladares más curtidos.

Foto: Vinos tranquilos de la Bodega Primitivo Collantes


Estos vinos que ya se embotellan fuera de ambas denominaciones de origen están haciendo un trabajo excepcional de captación, pero sin llegar a repercutir directamente en las cuentas de Jerez o Manzanilla. Trabajar en la línea de vinos más directos y menos ‘ajerezados’ permitirá al consumidor familiarizarse con esa esencia cultural de los vinos de esta parte de España, manteniendo, eso sí, un estilo local y de alta calidad.

Mantener la coherencia con los vinos clásicos

En esta posible apertura hacia elaboraciones más abiertas no se debería caer en la tentación de amparar vinos más globales, vinos que como decíamos ya se encuentran bajo el paraguas VT Cádiz y que no siguen un hilo argumental con el estilo de los vinos del Marco. Jerez nunca podrá competir en este sector de vinos globalizados en el que existen algunas denominaciones de origen con una larga trayectoria y experiencia comercial. Por eso, la apertura ha de tener un criterio local y de estilo, que es lo que la diferenciaría del resto, aunque por ello tengan que renunciar a un buen número de consumidores. La duda a la que se enfrentan hoy Jerez y Manzanilla de Sanlúcar es si estos vinos debieran ampararse dentro o fuera de sus denominaciones de origen. El Consejo Regulador no tiene claro que deba ser desde dentro, creen que lo mejor sería crear una nueva denominación de origen para estos vinos. Jerez y Manzanilla cuentan con un nombre y una reputación muy prestigiosa. Plantearse no utilizarla a su favor parece desaprovechar una oportunidad única de sumar desde dentro.

El vino de pasto con Montilla Moriles

Montilla Moriles ya dio un paso en esta línea al incorporar en 2021 la categoría de Vinos de Pasto. Sin embargo, lo que no ha hecho todavía es vincular esta categoría a un tipo específico de crianza que guarde una coherencia con sus vinos tradicionales, pues bajo el término Vino de Pasto puede etiquetarse todo aquel vino que haya tenido una crianza mínima de un año.

Foto: Criaderas Fino Viña Corrales

De esta manera se abre allí un camino de indefinición que podría albergar a todo tipo de vinos con crianza, incluidos los vinos globales. De momento tan sólo una bodega de Montilla ha utilizado este término, Pérez Barquero con su vino Fresquito Vino de Pasto, utilizando coherentemente el término al tratarse de un vino rociado en botas que previamente habían contenido vino fino y que mantienen sus cabezuelas. Está por ver si el resto de las bodegas decidirán trabajar en la misma línea o la categoría se convertirá en un sinsentido argumental.

Llegó la hora de la verdad para las D.Os Jerez y Manzanilla que tienen a su alcance un bote salvavidas si se deciden a incluir estos vinos de pasto dentro de su reglamento, protegiendo su origen, variedades, suelo y crianza biológica sin encabezado. Pero, sobre todo, servirá para mostrar al mundo cuál es el escalón más coherente y sencillo de entrada al maravilloso y único “mundo del Jerez”.

    Escrito por Javier Luengo, director editorial de Peñín
    Escrito por Carlos González, director de la Guía Peñín

Solo Moriles

Existen dos espacios de calidad de la pedro ximénez, la uva estrella de la D.O., como son Moriles Altos y la Sierra de Montilla

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