Las revistas (en papel) de vinos en España

10 December 2024

El otoño que deja caer las hojas del árbol, también lo hizo con las páginas de Sobremesa, la revista de gastronomía (en especial de vinos) que Vinoselección, el primer club de venta de vinos por correspondencia, fundara en 1984 y que los actuales dueños mayoritarios, CVNE, cerraron sin despedirse.

Una razón técnica de este suceso podría ser que una revista del vino en manos de una bodega chirría como una puerta mal engrasada. Sobremesa perduraba en el tiempo al ser una revista instrumental de Vinoselección, una empresa que vende vinos, del mismo modo que Club de Gourmets, la más decana del género, sobrevive a los pechos de una feria de vinos como es el Salón Gourmets. Si las revistas de vinos normalmente se alimentan de la publicidad de las bodegas, que una bodega sea propietaria del medio chirría bastante, sobre todo para la credibilidad del medio y por tanto para su continuidad.

La otra opción sería el haber vendido la cabecera a un grupo editorial, aunque fuera por 1 euro. No sé si esta solución pasó por las cabezas de los dueños riojanos. No obstante, el patio competencial está cubierto con revistas como Tapas, Gentleman, Esquire y, en general, las de lifestyle, en las que el vino ocupa una pequeña parcela de sus páginas.

Desde 1980 he sido protagonista de aventuras de esta especie con un resultado cristalino, como es la escasa seducción que las revistas vinícolas tienen entre los lectores patrios. Y es que el público todavía no da permiso para la edición de una revista de vinos rentable, a no ser que algún empresario se atreviera a editar una publicación relativa al lujo, como la británica Fine Wine, algo impensable en España.

En nuestro país el vino representa en las publicaciones lifestyle uno de los contenidos más exiguos, en donde la moda, los coches, viajes, relojes, perfumes y algo menos la gastronomía sólida, ocupan todas sus páginas. Los anunciantes más ricos no lo apoyan por su tirada que, sorprendentemente es bastante menor de lo que uno pueda pensar, sino por la lucidez exquisita de sus páginas. “Si Jaguar se anuncia, yo no puedo faltar” diría la marca competidora. El sector del vino es el más pobre en la inversión publicitaria y, por lo tanto, los contenidos enológicos van a la par. El viejo truco de distribuir tan solo 5 ejemplares en los puntos de venta solo en los más señeros “para que se vea”, forma parte de la estrategia de estas publicaciones del lujo.

Una pequeña historia del vino en papel

El Grupo Gourmets surgió de una revista “Club de Gourmets” en 1976, en donde la cocina y los cocineros ocupaban el mayor espacio, siguiéndole la temática el vino. Justo en los años en que el “destape” femenino contaba en todos los gremios y en cuyo primer número aparecía una dama apenas vestida con hojas de hortalizas.  Fue realmente la primera revista gastronómica que se instalaba en los puntos de venta más lógicos, como son los quioscos y librerías. Pocos años después, Xavier Domingo, el crítico más famoso, mordaz y controvertido de esa década fundaría una revista que se llamó el Almanaque de los golosos y de las guapas dedicada a las cosas del comer y más, y que apenas sobrevivió durante 3 números.

Sin embargo, pocos saben que los antecedentes de estas publicaciones los encontramos en la revista “Bodega”, con un contenido de vinos muy superficial, en la que en 1953 una página de publicidad costaba 800 pesetas. Otra revista que llegó a mis manos en aquellas fechas fue Mesa y Vinos de España, editada a finales de los 60 en Barcelona. Era una visión más patriota de lo que se comía y bebía en nuestro país. Algunos de los colaboradores fueron José María Castroviejo, José del Castillo, Luis Antonio de Vega y Álvaro Ruibal. Se hablaba de «tenedores» en vez de estrellas para calificar los restaurantes, mientras que el vino se expresaba con un cierto tono lírico.

Portada primer número revista Club Gourmets
Portada primer número revista Club Gourmets
Portada último número revista Sobremesa
Portada último número revista Sobremesa

Me cabe el honor y la decepción de fundar la primera revista de vinos con venta en quioscos, que fue Bouquet, en 1980 y que explico en el enlace reseñado más arriba. A la par en esos años aparece R.I.V.E. (Revista Internacional de los Vinos Españoles) que, con las ínfulas del título, su contenido era simple y parcial. Sobremesa apuntaba a ser el rival de Club de Gourmets, aunque en sus primeros números primaba más los contenidos vitivinícolas que los del resto de la gastronomía, en los tiempos que este cronista figuraba como columnista y asesor externo en las cosas del beber. 

Durante los años 80 llegaron cabeceras como Comer y Beber, que aparecía con la financiación soterrada de Bodegas Torres, como también la revista Stríssimo, de la mano de Codorniu. Vino y Gastronomía y Restauradores se lanzaron a pecho descubierto a la aventura del vino sostenido por la publicidad y murieron en el empeño de la rentabilidad. Una revista como Gran Reserva, en tamaño tabloide ilustrado pictóricamente, fue una bella iniciativa del periodista Ignacio Medina y Pilar Molestina que dotaron a sus páginas de una visión intelectual y literaria de la cocina y del vino. Una aventura culta demasiado arriesgada para ser concebida por los anunciantes enológicos y también desapareció.   

El periodista Andrés Proensa dirigió Vinos de España, una revista creada en 1999 con un perfil de maqueta y contenido más cercano al consumidor, pero sin desdeñar un mensaje más profundo desde un observatorio periodístico.

Los supervivientes

Proensa, con una experiencia desde 1980 en la revista Club de Gourmets, terminó su periplo de asalariado montando en 2005 una editora y revista propia: Planeta Vino, con un sentido crítico y puntuando los vinos. Aunque los contenidos de sus primeros números no eran para lanzar cohetes, posiblemente aquejado de ciertas limitaciones presupuestarias, en los últimos años su contenido ha mejorado considerablemente, abriéndose a un excelente plantel de columnistas y expertos.  Una revista que, un versado como yo y los profesionales del sector, leemos con detalle por su rigor y que nos pone al día de los movimientos del sector. Sin embargo, ocupamos una minoría de lectores que no supone, creo, un colectivo suficientemente rentable para los anunciantes. Su supervivencia se debe a una buena política publicitaria, cuyos anunciantes se deben más al rigor de sus contenidos que a su número de lectores. La editora también publica la Guía Proensa y números extraordinarios en forma de libro sobre distintos temas del vino, lo que permite su supervivencia ante tanta tormenta editora en el mundo de las publicaciones del vino en papel.      

En cuanto a Mivino y Vivir el Vino, son un compendio de contenidos divulgativos sin el sentido crítico de Planeta Vino. Una política austera de gastos permite llegar al punto muerto de costes con un moderado número de páginas de publicidad.

    Escrito por Jose Peñín

    Uno de los escritores de vinos más prolífico de habla hispana y más conocido a nivel nacional e internacional. Decano en nuestro país en materia vitivinícola, en 1990 creó la “Guía Peñín” como referente más influyente en el comercio internacional y la más consultada a nivel mundial sobre vinos españoles.

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