Las zonas más afectadas por el momento son las de montaña y las del Sur, la que correspondería al Bajo Penedès, lo que va desde Vilafranca hacia el sur. Allí hay viñas enteras muertas.
Mientras tanto, los viticultores del Penedès se están empezando a agrupar y tratan de consensuar una guía de actuación. Su objetivo es trasladar a las administraciones públicas la necesidad de un plan de infraestructura hídrica. La zona de Penedès no posee mucha agua a nivel general, pero las sequías continuadas unidas a los golpes de calor (históricamente no tan comunes) está terminando de agotar incluso parte de la humedad ambiente, por lo que el efecto dañino de la falta de agua es mucho mayor. Al menos así lo ve Pere Llopart (bodegas Llopart).
Para Ton Mata, de bodegas Recaredo y Celler Credo, “nos encontramos a dos meses del precipicio más absoluto. Si no llueve abundantemente en febrero y marzo perfectamente podremos perder un 30% del viñedo en el Penedès”.
Cambio de comportamiento en las plantas
La situación es tan excepcional que el viñedo se está comportando de forma excepcional. En general, una gran parte de viña vieja está aguantando el temporal, pero hay casos en que están sufriendo mucho más que las jóvenes, porque la sequía está siendo tan prolongada que las raíces de estas plantas, que son más profundas, no llegan a conseguir agua del subsuelo. Mientras que otras plantas más jóvenes con portainjertos más superficiales están pudiendo aguantar con las escasísimas lluvias cortas que han caído en los últimos meses.
Mata ve que en el mejor de los casos el próximo año la producción será un 50% más baja porque ya han tenido que renunciar a la mitad de las yemas a través de la poda y en algunos casos incluso a arrancar, en su caso cerca de 4,5 has. este año.