Vinos que desaparecieron (I)
José Peñín nos habla sobre aquellos vinos forzados a morir desatendidos por la codicia de un mercado fácil.
Desde la D.O. Rueda insisten en que esta modificación demuestra su carácter aperturista, con el que podrán innovar en sus elaboraciones gracias a las particularidades de las nuevas uvas incorporadas. Esperemos que este aperturismo sirva para ensalzar un modelo basado en la diferenciación cualitativa y no para potenciar un perfil de consumo masivo y de calidad media.
Rueda da un paso más en su modelo de producción de grandes volúmenes al subir a la categoría de principales variedades como la chardonnay, la viognier o la viura, variedades que sin ser autóctonas alcanzan el mismo nivel de protagonismo que la todopoderosa verdejo.
A pesar del lanzamiento de la categoría premium Gran Vino de Rueda hace apenas tres años, una forma de dar la protección debida a los vinos de mayor calidad dentro de la DO, Rueda sostiene un modelo productor que por número de hectáreas (20.737) y por volumen de producción (130.454.699 litros en su cosecha 2023) ha centrado gran parte de sus esfuerzos en la búsqueda de un consumidor más generalista y de volumen. Huelga decir que existen productores cuyo objetivo es otro radicalmente opuesto, pero el impulso comercial general de la DO se basa principalmente en este nicho.
Para muchas de las bodegas de la D.O. los procesos están mecanizados al máximo, por lo que consiguen producir un litro de vino a precios realmente bajos. Así es como Rueda consigue estar en prácticamente todos los rincones de España. Este modelo basa su éxito en la capacidad de expresión de la uva verdejo, capaz de mostrar su personalidad incluso en los procesos más industrializados. Se trata de una cualidad excepcional, que difícilmente podrán replicar las nuevas variedades principales adoptadas ahora en la DO.
Fuente: D.O. Rueda
En relación a las uvas tintas hemos conocido dos novedades, la inclusión de la uva cenicienta como variedad principal junto a la ya existente tempranillo y la entrada de la uva bruñal como secundaria. La uva tempranillo a pesar de ser una uva principal apenas ha mantenido un nivel alto de calidad y diferenciación en los últimos años, pues ya tiene espacios en la región donde brilla con luz propia como en Ribera del Duero y Toro. La gran oportunidad en las uvas tintas viene de la mano de la cenicienta, uva autóctona recuperada tras un ambicioso proyecto de recuperación varietal en el que llevaba trabajando el ITACYL (Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León) desde los años 90.
En 2020 se presentaron ante la prensa especializada parte de los resultados de este monumental proyecto. En esta presentación pudimos catar hasta seis variedades recuperadas en proceso de estudio (leer artículo completo aquí) En esta cata profesional pudimos apreciar los siguientes valores de la uva cenicienta: “Se trata de una de las variedades de más color y sabor de cuantas pudimos probar en esta cata. Localizada en la Seca, la milla de oro del viñedo de la D.O. Rueda. Es una variedad totalmente nueva, de la que sólo se encontraron dos o tres cepas en un viñedo prefiloxérico. Argumentalmente tiene de todo para convertirse en una opción viable dentro de la D.O. Rueda. Tiene estructura, tanino y buena acidez, y además es aromática. Todo apunta a que podría tener un buen envejecimiento en barrica, aunque todo esto no dejan de ser suposiciones a falta de desarrollarse más elaboraciones con diferentes métodos y materiales como el cemento, el barro, así como con la mezcla de diferentes técnicas de enología como la utilización de raspón, maceraciones más o menos largas, etc. Un campo de experimentación que merece la pena desarrollar ante las posibilidades que puede ofrecer si se confirmase su aparente polivalencia.”
Ya entonces vimos la capacidad de esta uva de aportar valor y diferenciación, y así nos reafirmamos a día de hoy.
Tiene estructura, tanino y buena acidez, y además es aromática. Todo apunta a que podría tener un buen envejecimiento en barrica.
Por otro lado, la uva Bruñal será la nueva variedad incluida en las tintas secundarias, una variedad complementaria de ciclo corto.
La nueva modificación incluye, además, un cambio en los porcentajes de variedades blancas a utilizar en la elaboración de los vinos. A partir de ahora, es obligatorio utilizarlas en un 75% (y un 25% de las secundarias), pudiendo elaborarse vinos con el 100% de las variedades principales.
Estos cambios en una de las denominaciones de origen más importantes en la elaboración de vinos blancos de España afianzarán o cambiarán el reparto de cuotas comerciales en la dura competición del vino blanco en España. Lo que está por ver es si el modelo servirá para construir valor en torno a la DO o si por el contrario se quedará en la parte más superficial del comercio del vino, lo que podría incrementar sus ventas a costa del prestigio de la zona. Como siempre será el tiempo el que nos dirá cómo deciden usar los bodegueros estas nuevas herramientas productoras.
José Peñín nos habla sobre aquellos vinos forzados a morir desatendidos por la codicia de un mercado fácil.
Una realidad en los últimos tiempos cuando el blanco, sobre todo en el verano, puede sustituir al tinto para lidiar con platos que, hasta ahora, eran patrimonio de los tintos.
"En mis primeras correrías vitivinícolas allá por los años 70, jamás pude imaginar que unos lugares de trabajo, como son las bodegas, pudieran convertirse en objetos turísticos."