Vinos tintos jóvenes: claves para disfrutarlos al máximo

3 April 2025

El mundo se divide en dos tipos de personas: los pacientes y los que no están dispuestos a esperar diez añosa que algo ocurra. Y lo mismo pasa con los vinos; existen los crianza y los reserva que pasan años en barrica envejeciendo y, por otro lado, los que están hechos para el aquí y ahora: los vinos tintos jóvenes. Si, como ellos, la paciencia no es tu mayor virtud, hoy te ofrecemos algunas claves para que puedas disfrutarlos al máximo.

La edad es solo un número y, en el vino a veces está sobrevalorada. Siempre hemos creído que cuánto más viejo mejor y que lo bueno se hace esperar. De hecho, hay quienes miran a los tintos jóvenes por encima del hombro, como si fueran vinos menores o estuvieran “a medio hacer”. Y nada más lejos de la realidad.

El vino de los impacientes

Los tintos jóvenes son ese amigo que siempre dice que sí sea cual sea el plan, que lejos de complicarte la vida, te la soluciona. ¿Por qué deberías tener uno siempre encasa? Pues la respuesta es sencillísima, porque son vinos que te ayudan a vivir el presente. Sin esperas, sin burocracias y sin la necesidad de estudiar un máster en enología para entenderlo. 

Son frescos y fáciles de beber, nada de vinos pesados que piden concentración absoluta y comentarios sobre él. Son versátiles, van con casi todo: desde aperitivos a cenas de tres platos o barbacoas. Son más económicos, no hace falta que rompas la hucha para disfrutar de un buen tinto. 

Y, es un vino sin presión, no tienes que esperar la ocasión perfecta para abrirlo; la ocasión perfecta es simplemente abrirlo.

Racimo de uvas.
Racimo de uvas.

Pero, sin duda, siempre será tu mejor aliado. Puede sacarte de un apuro o convertir un plan sencillo, en algo inolvidable. ¿Cena con amigos sin planificar? Prepara una buena tabla de quesos, como te aconsejamos aquí, saca un vino joven y serás el mejor anfitrión. ¿Viernes de hamburguesa y sofá? Con una copa de vino, planazo.

Dentro del mundo de los vinos jóvenes, hay uno que destaca por encima del resto, los más jóvenes de los vinos: los de maceración carbónica. Se trata de una técnica que permite obtener tintos con aromas intensamente frutales, taninos suaves y una gran jugosidad. 

El proceso de maceración carbónica se lleva a cabo en estos tanques, produciendo vinos intensamente frutales y jugosos.
El proceso de maceración carbónica se lleva a cabo en estos tanques, produciendo vinos intensamente frutales y jugosos.

A diferencia de la fermentación tradicional, en la que las uvas se prensan antes de fermentar; la maceración carbónica es un proceso en el que los racimos se dejan enteros en tanques o depósitos cerrados y con una atmósfera cargada de dióxido de carbono. En este ambiente sin oxígeno, las células de las uvas comienzan a transformar los azúcares en alcohol desde el interior. Durante este proceso, que dura alrededor de siete días, las uvas alcanzan un nivel de alcohol suficiente, estallan y liberan su jugo. Después, se deja fermentar el vino de manera tradicional.

Este proceso es muy delicado y supone métodos de elaboración muy precisos y concretos, por lo que, lejos de colocar a los vinos jóvenes de “segundones”, los posiciona en un lugar privilegiado. No han pasado años en barrica, pero su proceso de elaboración requiere casi de los mismos cuidados que sus hermanos mayores.

Los eternos prejuzgados

Si a un vino lo llamamos “viejo”, asumimos que es algo bueno, complejo, estructurado y con carácter; y si lo llamamos “joven” parece que le falta algo, que es demasiado simple. Siempre en la sombra de sus hermanos mayores, mirados con desconfianza y relegados a un segundo plano.

Para entenderlos y disfrutarlos, hay que tener claro lo que tenemos delante. No podemos juzgar un tinto joven como un crianza o un gran reserva; la vara de medir no es la misma y tampoco pretende serlo. Hay que entenderlos como lo que son, vinos menos complejos y eminentemente frutales, por lo que los los rasgos varietales son realmente importantes, así como su frescura y jugosidad.

La primavera es un momento perfecto para disfrutar de estos vinos del año. Empieza el buen tiempo y con él llegan alimentos menos intensos y las ganas de pasar tiempo en la calle. Los jóvenes tienen el ímpetu primaveral, con un toque desenfadado.

¿Y si el problema no es el vino, sino cómo lo tomamos? Algunos de los errores más comunes a la hora de tomar un vino joven y que, quizá, nos hagan no disfrutarlos al máximo son:

  • La temperatura es importantísima. Beberlo demasiado caliente o demasiado frío es un crimen. La temperatura ideal de un tinto joven es de alrededor de 14-16º.
  • Maridarlos mal. No hace falta un chuletón para disfrutar del tinto; prueba con una pizza o un plato especiado. En nuestro magazine encontrarás múltiples artículos sobre cómo maridar todo tipo de vinos; échale un vistazo y dales una oportunidad dándote un homenaje.
  • Juzgarlos con la mentalidad de un vino envejecido o pensar que no son lo suficientemente serios. No todos los vinos tienen que hacerte reflexionar sobre los aromas a tabaco o vainilla; algunos simplemente están para hacerte disfrutar y ese es el papel de los vinos jóvenes. En estos vinos es interesante buscar la identidad del tipo de uva con la que está hecho, pues al no tener crianza la uva está por encima de todo.

Aunque parezca una locura y quizá un poco ostentoso, la combinación de un tinto joven y pizza es un acierto total.Aunque parezca una locura y quizá un poco ostentoso, la combinación de un tinto joven y pizza es un acierto total.

La realidad es que los vinos tintos jóvenes están aquí para demostrarnos que la paciencia está sobrevalorada y que la inmediatez también puede ser deliciosa. A veces solo queremos algo que esté bueno aquí y ahora. Y eso es justo lo que los vinos jóvenes nos pueden ofrecer: placeres sin esperas, sin complicaciones y sin excusas. No siempre hay que esperar para que algo sea bueno, el presente también sabe bien.

    Escrito por Redacción