La isla de La Palma reafirma su potencial vinícola

27 November 2025

Entre riscos, paisajes selváticos y tierras semidesérticas crecen las viñas en la isla de La Palma, un pequeño mundo de apenas 47 kilómetros de longitud, de norte a sur, donde la lucha por abrirse un hueco entre los vinos singulares del mundo está más viva que nunca.  

Hay zonas productoras de vino, de aquí y de más allá de nuestras fronteras, que se afanan por buscar el hilo argumental sobre el que sostener la tipología y diferenciación de sus vinos, y hay otras donde les sobran argumentos por los cuatro costados, porque no los tienen que buscar, porque conviven con ellos desde siempre. Este es el caso de la Isla Bonita, La Palma, en pleno archipiélago canario. Recientemente fuimos invitados a la isla para participar en unas jornadas de divulgación de sus vinos junto a otros profesionales del sector, en las que se trataron temas clave para entender cuál es el contexto actual del mundo del vino y qué herramientas existen para posicionar y diferenciar el vino de La Palma respecto al resto de productores mundiales.

Biodiversidad, el principio de la singularidad

Las Islas Canarias son un oasis de biodiversidad y La Palma concentra una buena parte de esta riqueza, como puso de relieve la doctora M. Francesca Fort Marsal en su exposición sobre la “Biodiversidad de la vid en La Palma”, donde mostró los resultados de su reciente estudio que llevó a cabo con el Grupo de Tecnología Enológica (Tecnenol) de la Universidad Rovira i Virgili

En este estudio, publicado el pasado mes de agosto, se pone de relieve el hallazgo de tres variedades completamente nuevas y desconocidas: Aromática Eufrosina, Cagarruta de oveja y Viñarda rosada, nombres poco sonoros pero que se suman a las ya conocidas por la comunidad científica, como albillo criollo, gual zazo, sabro, bienmesabe tinto y las clásicas canarias como la emblemática malvasía (aromática), negramoll, listán prieto, listán blanca, etc.

M. Francesca Fort Marsal.M. Francesca Fort Marsal, Universidad Rovira i Virgili.

El hecho de que estas plantas se encuentren cultivadas a pie franco en la isla hace que esta riqueza varietal se mantenga todavía más pura y original, creándose cruces naturales entre especies que dan lugar a nuevos ejemplares con los que buscar el sabor de La Palma. Porque, al final, todo se basa en eso, en la búsqueda de un aroma, de un sabor, de un estilo que pueda ser interpretado como puramente palmero, aunque no todos se orienten a encontrarlo.

La oportunidad de los vinos isleños

Bosque de Tilos al norte de la isla.Bosque de Tilos al norte de la isla.

Nuestra contribución a las jornadas profesionales consistió en ofrecer una visión sobre los vinos de La Palma y su oportunidad con respecto al resto de elaboraciones que podemos encontrar en España. Históricamente, si en algo ha destacado para nosotros los vinos de La Palma es por la fortaleza de sus singulares malvasías que ofrecen vinos dulces únicos, muy aromáticos, glicéricos y equilibrados, y que en más de una ocasión se han situado entre los mejores dulces de España. Pero el consumo de vino dulce no pasa por su mejor momento, y La Palma ha de crecer en otra tipología de vinos si quiere que su viñedo sea sostenible. Y en ello están.

Suelo de los viñedos.Suelo de los viñedos.

En un repaso por el grueso de elaboraciones que a día de hoy se hacen en la isla vemos que los bodegueros están centrándose las singularidades que ofrece la isla a través de su rico abanico varietal. Lo cierto es que, aunque cuentan con tres subzonas bien diferenciadas en la isla; Norte, Fuencaliente y Hoyo de Mazo, todavía está muy extendida la mezcla de uvas de diferentes subzonas, por lo que esta carrera por mostrar los estilos diferenciados que cada zona puede reflejar queda relegado a un grupo reducido de vinos de parcela o a embotellados contados donde respetan la territorialidad del vino en su subzona de procedencia.

Este universo varietal que mencionamos, unido a las grandes diferencias de altitud existente en su viñedo, a los diferentes orígenes de sus suelos, a las diferencias climáticas que obligan a trabajar la vid de forma completamente diferente de norte (parral alto) a sur (viñas rastreras) y a su constante influencia del mar que les rodea (salinidad), hace de La Palma y sus vinos algo especial, diferente y con mucho potencial por explotar.

Cada vez menos productores miran con envidia las uvas peninsulares y sus estilos de vinos. Si hace 10 años era habitual ver en los vinos canarios la tendencia a “imitar” en cierta medida los vinos más reconocidos de España, hoy esa tendencia se va retirando para dar paso a lo local. Es un camino lento, no exento de riesgos, pero sin duda mucho más interesante para el futuro de la vid y el vino en la isla de La Palma.

La necesidad de hacer su propio camino

La Palma, y por ende el resto de DO’s canarias, nunca podrán competir con los vinos peninsulares por una sencilla razón, porque las singularidades de sus islas hacen que el cultivo de la uva y la elaboración del vino sea por sistema mucho más caro que en otros rincones productores de nuestra geografía. Así pues, sólo queda luchar por hacer más grandes sus vinos, por potenciar la diferenciación de las tres subzonas (Norte de La Palma, Hoyo de Mazo y Fuencaliente) y por exprimir al máximo los estilos de vinos que éstas pueden llegar a ofrecer.

Vista panorámica de viñedo de malvasía en Fuencaliente.
Vista panorámica de viñedo de malvasía en Fuencaliente.
Procesos de elaboración artesanos de los viticultores de La Palma.
Procesos de elaboración artesanos de los viticultores de La Palma.
Vista panorámica de viñedo de malvasía en Fuencaliente.
Vista panorámica de viñedo de malvasía en Fuencaliente.

El camino emprendido hace algo más de 10 años por Victoria Torres Pecis, con vinos rupturistas, arriesgados, pero muy singulares y muy centrados en la diferenciación parcelaria, es un ejemplo de las posibilidades que puede ofrecer la isla y que sin duda ya hace. Los ejemplos están ahí: Las Machuqueras blanco, Negramoll Vino de Isla 2022 tinto, Gerónimo 2022 tinto, Las Migas 2021 blanco o su singular clarete. La producción completamente artesanal que se extiende en la isla da pie a hacer trabajos de este tipo y así hemos podido constatarlo en nuestra reciente visita, con vinos que siguen esta interesante línea de trabajo.

Trabajos singulares que auguran un futuro prometedor

A lo largo de una jornada tuvimos ocasión de catar más de medio centenar de vinos de la isla de 15 de las 19 bodegas que actualmente embotellan en la isla, por lo que el dibujo de la actualidad del vino palmero quedó bastante bien definido.

Los vinos dulces de malvasía siguieron emocionándonos como siempre. Vinos como Victoria Torres Malvasía dulce 2019 o un tradicional pero imperecedero Claudia 2010 de Bodegas Tamanca o el Carballo Malvasía 2023 lleno, cítrico y muy largo, nos confirman que La Palma sigue siendo única en la elaboración de sus vinos de malvasía.

Bodega Diego de Lorenzo.Bodega Diego de Lorenzo.

Bodega Piedra JuradaBodega Piedra Jurada

Bodegas Tamanca.Bodegas Tamanca.

Bodega Victoria Torres Pecis.Bodega Victoria Torres Pecis.

José David Piñero Rodríguez de Viñarda.José David Piñero Rodríguez de Viñarda.

Sin embargo, ya no es el único camino, bodegas como Viñarda con un apoteósico Vino de Tea, tan singular y representativo como llamativamente bebible, Viñarda Tea 2024 Tinto o su Viñarda Varietal 2023, especialmente representativo y local, muestran caminos alternativos de gran interés para los amantes del vino singular. O los vinos de una bodega recién llegada a la isla, Bodega Diego de Lorenzo, y sus Vinos Montaña del Arco, como el vijariego negro Amagante 2023 tinto, tan silvestre, floral y expresivo como fino y largo o su Sendero 2023 tinto, que muestra una interesante rusticidad que explora el lado más salvaje de la isla. 

De igual forma nos entusiasmó la línea de trabajo de Bodegas Perdomo capitaneada por la joven tercera generación. Su Piedra Jurada Albillo Criollo Ideas Etéreas 2023, mostró un excelente potencial y una capacidad expresiva de esta variedad local especialmente interesante y prometedora, al igual que lo hizo su Listán Prieto 2022 tinto, un vino muy alineado con las nuevas tendencias de vinos de poco color, pero con mucho carácter silvestre en su interior, y todo ello acompañado de un paso por boca con carácter e intensidad.

O el vino Hermiaguada 2023 blanco de la bodega Eduardo Justo Pérez Hernández, hecho a base de malvasía aromática, que tuvimos ocasión de catar recientemente en una cata en Madrid; un vino de un intenso color dorado, de ligeros toques oxidativos, muy varietal, con notas de flores, mieles, cera de abeja y una boca muy densa, larga y especiada. Un vino revelador que también marca otros caminos por explorar. O Mission’s Grapes 2023 Listán Prieto, un vino muy de ahora, con notas poco intervencionistas, recuerdos a pólvora, con mucha fruta roja madura, con un cuerpo medio fresco y muy jugoso, que también ofrece la posibilidad de bucear en los localismos norteños de la isla a través de los vinos pocos intervencionistas.

Todo esto permite ser optimistas en cuanto al futuro elaborador de la isla que apunta a un incremento paulatino de sus precios en la medida en que todo ha de ser sostenible, tanto para el viticultor, como para el bodeguero.

    Escrito por Javier Luengo, director editorial de Peñín