Nos adentramos en nuestro cuarto nominado a Vino Revelación Guía Peñín 2025, con el que destacamos los trabajos que por su forma de ser aportan un nuevo significado o abren un nuevo camino en los lugares de origen de donde proceden.

Los Pelados 2021

Un vino maduro que, aunque proviene de una añada cálida, mantiene su frescura, con el añadido de poseer una gran tensión, mineralidad y lo que llamamos ‘silvestrismo’, que no es otra cosa que trasladar aromática y gustativamente las hierbas locales al propio vino. Un ejemplar que refleja el terruño del Valle de Güimar, que nos muestra la capacidad de expresión de la uva listán blanca en un paraje muy particular, Los Pelados. El viñedo se encuentra a 1.300 metros sobre el nivel del mar, asentado sobre un suelo volcánico evolucionado con arcilla y con presencia de rocas de basalto y con una orientación Sur-Este.

En el Valle de Güimar, pocos elaboradores han explotado su lado más silvestre y “natural” quedándose a las puertas de un estilo sencillo y comercial, quizás por las reducidas dimensiones productoras de la zona y sus reducidísimas producción. A esto se une una escasa vocación exportadora. En el año 2019 (Guía Peñín 2020), el 100% de la producción de la DO se quedaba en el mercado nacional, y es más que probable que este mercado nacional se ciñese única y exclusivamente a las propias islas. A día de hoy las cosas no han cambiado mucho, el 99% se ciñe al mercado nacional frente a un tímido 1% de mercado internacional.

Los Pelados abre un diálogo abierto con la zona, sin la intromisión de elementos que pueden enturbiar la esencia del lugar. Por este motivo es un nominado a Vino Revelación con plenos derechos, porque marca el cielo al resto de bodegueros del lugar, con los argumentos zonales como protagonistas indiscutibles: suelo, altitud, variedad y respeto por la viña. Vinos de esta talla están destinados a conocer mundo pues hay consumidores que buscan estas singularidades y que pagan por ellas.

Jóvenes con las ideas claras

Los Pelados es un buen ejemplo del fenómeno de microbodegas que llegan a España y que venimos comentando desde hace unos años. Este proyecto vio sus orígenes hace más de 70 años cuando José Mesa, comenzó a elaborar vinos en el pueblo de Arafo, al sureste de Tenerife. Por aquel entonces José llevaba su vino hasta Santa Cruz de Tenerife en carros arrastrados por burros para intercambiarlo por otros bienes de primera necesidad. La segunda generación, Tomás Guzmán Mesa, se encargó de crear oficialmente la bodega, que llevaba como pasatiempo aunque ya empezaran a comercializar vinos bajo el nombre de Viñas Mesa. 

Son los hijos de Tomás, Fernando, Tomás y Carmen, la tercera generación, los que en esta nueva etapa han sabido dar un cambio en profundidad al proyecto con elaboraciones que reflejan una nueva forma de entender y vivir el vino. Estos tres hermanos son el fiel ejemplo de lo que los jóvenes de hoy están haciendo en favor del vino en España. 

Su forma de vivir este oficio nace del profundo conocimiento de un entorno en el que han crecido y  con la información organoléptica adquirida a base de beber vinos singulares de diferentes puntos del planeta. Han sabido entender qué hace grande un vino y plasmarlo en su lugar de origen y lo hacen con toda humildad, con toda la austeridad del lugar, algo que percibe en el propio vino.

Costes elevados de producción

Los elevados costes de producción de los vinos de la islas les impiden competir abiertamente en el segmento de vinos relación calidad-precio, por lo que vinos como Los Pelados abren además el debate sobre qué tipología de vinos son más interesantes potenciar en determinados lugares. Ya que los precios de partida son muchos más altos que otros vinos de la península, parece que la única forma de competir en este poblado universo del vino es a través de los vinos especiales, y ahí Canarias y el Valle de Güimar tienen mucho que decir y que construir.

Para aquellos que se pregunten qué recorrido puede tener este vino en sus bodegas, les diremos que son vinos de larga trayectoria. Fernando Mesa, eje central de este proyecto, cree que estos vinos pueden aguantar bien el envite del tiempo virando hacia notas más  anisadas e incluso de queroseno si el envejecimiento es como ellos esperan. El tiempo lo dirá pero merece la pena guardar alguna botella para dar fe de que en el Valle de Güimar también se pueden descorchar añadas más viejas.

Consulta el resto de vinos Nominados a Vino Revelación de la Guía Peñín 2025.