Ribera del Duero y la lucha por la diferenciación

15 julio 2021

Esta semana publicamos las catas de dos grandes denominaciones de origen, dos regiones productoras con nombre reconocido dentro y fuera de nuestras fronteras. Rioja y Ribera, a veces rivales para aquellos consumidores que se declaran seguidores de uno frente al otro. Otras complementarias, para aquellos bienaventurados seguidores que recurren a sus vinos cíclicamente sin tomar partido a favor de una u otra. Bodegas de ambas zonas  fueron pioneras en España en aspectos tan relevantes como la búsqueda  y representación del terroir, la comercialización de vinos de alta gama a precios altos o en la concepción de vinos capaces, no solo de resistir, sino de aliarse con el tiempo para mejorar y mostrar el efecto de una cosecha muchos años después de su producción. 

Ambas zonas productoras tienen en sus filas grandes virtudes que son evidentes a través de los vinos mejor valorados. Sin embargo, todo es susceptible de mejora y, como tal, existen nuevos retos que son interesantes para el avance en cada una de ellas. Si la semana pasada hablábamos de los vinos del Ebro en este post, hoy es el turno de los vinos del Duero, concretamente de la Ribera del Duero.

El vino de Ribera del Duero ha sido capaz de crear en muy poco tiempo una imagen sólida y de confianza, a pesar de que la historia real del vino tinto en esta región es relativamente joven. Esta imagen y el camino emprendido hacia esa solidez proyectada se deben, en parte, a la figura de un pionero que recientemente ha fallecido. Hablamos de Alejandro Fernández, cuyo trabajo enológico y comercial sirvió para proyectar la Ribera y sus vinos tanto dentro como fuera de España, un revolucionario que cambió el rumbo de la Ribera del Duero. Existen figuras imprescindibles en la historia y en esta del vino Alejando Fernández es una de ellas.

Nadie duda del poder de los vinos de la Ribera del Duero. Nosotros mismos hemos podido constatar su excelente momento en nuestro reciente ejercicio de Recata, donde decidimos los mejores vinos del año. Pues bien, este año dos vinos de la Ribera del Duero han conseguido alcanzar los 99 puntos, la máxima puntuación que da la Guía Peñín. El Pingus 2019 de Peter Sisseck, un vino redondo en todos los aspectos, con una finura y un fruta muy viva e inusual y Canta la Perdiz 2016 de Jorge Monzón, rico en matices locales y con una tensión en boca fuera de lo común.

Dominio de Pingus 2019Pingus 2019

Canta la PerdizCanta la Perdiz 2016

A día de hoy, los precios medios de venta en la Ribera del Duero son muy superiores a los de sus vecinos riojanos. Aunque también conviene destacar que la producción en litros de una varía, y mucho, respecto a la otra. Los Ribera siempre se han caracterizado por tener una musculatura mayor que Rioja, a pesar de estar hablando de la misma variedad, al menos en la teoría, porque en la práctica la tempranillo de la Ribera posee una piel más gruesa y, por tanto, más tanino que la riojana, fruto de su adaptación al siempre duro clima continental extremo castellano. 

Esta mayor estructura y tanino motivó a sus productores a buscar en la madera la forma de suavizar o domar toda la fuerza del vino, una ilusión, porque en el camino empezaron a aflorar otros taninos, los de la madera, que duplicaban el efecto muscular de sus vinos. Tampoco se puede negar la influencia en este estilo de vinos que tuvo en su momento el crítico de vinos Robert Parker, pues sus valoraciones, así como las de otros prescriptores internacionales, hicieron que muchos productores modularan sus elaboraciones hacia este modelo basado en la sobre extracción y los torrefactos.

Bodega subterránea Ribera del Duero

Cada año que pasa vemos en la Ribera nuevos vinos que buscan suavizar la presencia de la madera con trabajos que resaltan otras cosas, como la fruta o el suelo, sin embargo -y aquí es donde vemos que existe el mayor reto para la zona-, Ribera del Duero tiene que ser capaz de mostrar una mayor diversidad de estilos si quiere ser mucho más que un vino corpulento, tánico, maduro y frutal. Los mejores productores de la zona saben imprimir un estilo único y diferenciador. Peter Sisseck (Dominio de Pingus), Jorge Monzón (Dominio del Águila) y, como no, Vega Sicilia y Dominio de Atauta, entre otras, están mostrando cada año que pasa una nueva Ribera mucho más exportable y más consumible.

Algunos de los estilos de Ribera ya existen, no hay que inventarlos. Sin embargo, hay que saber trasmitirlos al consumidor, verbalizarlos para que se evidencie su existencia y se asocie a un modelo ribereño más. La línea de estilo de Ribera del Duero es una línea que puede convivir con la frescura y la elegancia, pero debemos entender que estamos en una zona de un clima continental extremo y, como tal, es proclive a generar de forma natural vinos con cierta fuerza. Sería posible que un enólogo experimentado nos mostrase un Ribera infusionado, pero también sería poco o nada representativo del entorno donde nace, algo que ya sucede en algunas otras partes de España, donde gusta tanto el estilo sutil, típico de otras regiones productoras del mundo, que se olvidan del origen de donde quieren crearlo y de la identidad natural del mismo, una máxima en el mundo del vino de calidad. Si algunos de los estilos de Ribera están ya creados, también existe en la región un freno a una mayor representación de estilos. Este freno no es otro que el de obligar a que los vinos tengan un porcentaje mínimo del 75% de uva tinta fina, un porcentaje muy amplio en comparación a otras zonas y que impide al productor abrir el abanico estilístico de sus vinos incorporando con generosidad otras uvas con rasgos y características diferentes.

Desde que Ribera del Duero aceptó la elaboración de vinos blancos con la uva albillo mayor bajo el sello de la D.O., muchas bodegas han apostado por ampliar su gama de vinos con un blanco. Aunque la gran mayoría de bodegas han apostado por la elaboración de vinos de consumo inmediato, hemos podido comprobar cómo los mejores resultados se obtienen con vinos de crianza larga en botella y barrica, así fue con el blanco de Arzuaga Navarro 2007, vino revelación de la Guía Peñín 2020, y así se evidencia a través de esta cata vertical del vino personal de Jorge Monzón Dominio del Águila Albillo Viñas Viejas.

Viñedo Ribera del Duero

Desde hoy ya pueden consultar las 680 nuevas catas publicadas en Peñín, una cata que nos ha dejado un selecto grupo de vinos de Podio muy representativo de la zona. Si quieren conocer al detalle lo más selecto de la Ribera del Duero pueden empezar por chequear los mejores vinos de la denominación de origen, aunque también les aconsejamos empezar por adquirir algunos de los mejores vinos relación calidad precio de la D.O.

    Escrito por Carlos González, director de la Guía Peñín
    Escrito por Javier Luengo, director editorial de Peñín

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