Toro se conserva en nuestra retina como una zona donde conviven grandes vinos tintos, algunos incluso reconocidos como clásicos dentro del amplio espectro tipológico de vinos que existen en España. Sin embargo, en esta zona tan respetada, no estamos acostumbrados a encontrar grandes cambios, al menos en lo que a reglamentación se refiere. Así que cuando su consejo regulador anunció un cambio de calado en su reglamentación supimos que alguna consecuencia positiva traería consigo, aunque para ser sinceros no esperábamos que tardase tan poco en llegar.
San Román Garnacha 2019 es la mejor representación monovarietal de garnacha que llega a nuestra mesa con sello Toro, tras el último cambio aprobado en su reglamentación a comienzos de este mismo año. Gracias a esta modificación, los vinos tintos de Toro ya no están obligados a trabajar con una mayoritaria tinta de toro en su confección. Con este cambio y desde este año, las bodegas ya pueden elaborar vinos monovarietales de garnacha siempre y cuando esté presente en, al menos, un 85%.
Una de las primeras bodegas en responder a esta oportunidad estilística dentro de Toro ha sido la bodega San Román. La casa fue creada por el mítico Mariano García, el que fuera durante 30 años responsable de los vinos de Vega Sicilia en la etapa en la que la bodega se convirtió en icono.
Mariano García también fue creador de Aalto junto a Javier Zaccagnini y también tuvo tiempo de crear sus propios proyectos familiares como Mauro, Garmón Continental y San Román, hoy también en manos de la segunda generación familiar, Eduardo y Mauro Alberto.
San Román Garnacha ha llegado en el mejor momento posible, pues ha respondido con el don de la oportunidad creando un vino de garnacha de perfil alto, manteniendo el estilo de la casa basado en el sabor, el equilibrio y en crianzas bien ensambladas.
Hablando con Eduardo García, responsable de la parte de viticultura y enología de la bodega, nos recuerda que cuando su padre llegó a Toro en el año 97 la garnacha estaba presente en la zona, pero se estaba arrancando. “Es una variedad que se introdujo en la zona más o menos en la década de los Sesenta y que venía directamente de Navarra -afirma Eduardo- por eso los viticultores de la zona la llaman la navarro”. Sin embargo la garnacha no contaba con la fama y el prestigio que tiene a día de hoy, así que los lugareños la sustituían por uvas como la cabernet o merlot. En San Román poseían por aquel entonces 15 has de viñedo, de las cuales, tan solo dos eran de garnacha. Hoy día reúnen 130 has y 15 son de garnacha, lo que supone cerca de un 16% de la presencia de esta variedad en toda la D.O.