Sabores navideños made in Spain 

17 December 2024

La bandeja llena de polvorones, mazapanes y turrones encima de la mesa del comedor forma parte del imaginario colectivo de las celebraciones navideñas; en las reuniones familiares no puede faltar la textura crujiente de un polvorón, o la explosión de dulzura de un bombón de chocolate, un festín para los sentidos, el verdadero sabor de la Navidad.

Diciembre es el mes de la tradición por excelencia; entre el árbol, las luces y espumillones, la importancia de los dulces típicos de esta época es indiscutible. Dulces que, generación tras generación, han pervivido en el tiempo hasta convertirse en un símbolo de la tradición y herencia cultural. Con una larga historia y profundas influencias culturales, son un elemento esencial en las navidades.

En estos momentos de celebración y reunión, los dulces navideños no solo cuentan historias, también apelan a los sentidos. Suponen la unión entre innovación y tradición, la defensa de lo local y artesanal protegiendo la identidad regional y la exaltación de una experiencia sensorial y nostálgica con sabores que nos retrotraen a recuerdos y emociones de nuestra infancia.

De la combinación de factores históricos, culturales, geográficos y gastronómicos, surgen una gran variedad de estos dulces. Una rica herencia cultural que se remonta a la influencia árabe en los ingredientes (miel, almendras o especias) y a la tradición cristiana en la elaboración (en sus orígenes, se preparaban en conventos y monasterios), y que han llegado casi inalterados hasta el siglo digital. Cada región ha desarrollado su propia repostería, utilizando ingredientes locales, lo que viene siendo casi un kilómetro cero en el abastecimiento de la materia prima.

Los que no pueden faltar

Con su propia historia, significado y método de elaboración, cada dulce tiene personalidad propia, adaptándose generación tras generación y evolucionando en sabor y técnica. Podemos disfrutar de diferentes variedades según donde nos encontremos. Dentro de los dulces típicos que todos conocemos, aparecen adaptaciones modernas, dejando volar la creatividad de pasteleros y chefs que buscan reinventar los clásicos con técnicas contemporáneas, ingredientes nuevos y presentaciones originales.

El turrón, en sus múltiples versiones, es el dulce de la Navidad por excelencia. Típico de Jijona (Alicante), se elabora con miel pura, azúcar, almendras y clara de huevo. Además de tener siglos de historia, sus orígenes se remontan al siglo XVI, cuenta con un gran poder energético, rico en glúcidos, grasas vegetales y proteínas. 

Bandeja en detalle de dulces navideños
Típica bandeja que encontrarás en cualquier casa española con turrones, mantecados y mazapanes.

Hoy en día, existen turrones para todos los gustos, con la incorporación de ingredientes gourmet (trufa o frutas exóticas), turrones salados (de queso o foie) o veganos.

El mazapán, muy característico de la provincia de Toledo, está hecho a base de almendras y azúcar machacado (conocido como “pan de maza”) y es, probablemente, el más fácil de preparar si quieres intentarlo en casa. Se suele presentar en figuras pequeñas o en formas decorativas y, en ocasiones, se rellena con cabello de ángel o se baña en chocolate. Versiones más modernas incluyen decoraciones más elaboradas, pintadas a mano con colores brillantes o rellenos de frutas confitadas.

El polvorón es una pequeña torta de manteca de cerdo, harina de trigo tostada, almendras molidas y azúcar. Es típico de Andalucía, en concreto de la localidad de Estepa (Sevilla). A modo de curiosidad, recibe el nombre de “polvorón” porque al añadir la harina que decora parece que tiene polvo. Destaca por su especial textura, que se deshace en la boca; es habitual aplastarlo antes de comerlo para que no se desmorone. El que todos conocemos es el de almendras, pero para los más atrevidos existen polvorones de coco o de matcha. Si nuestros antepasados levantaran la cabeza...

Roscón de ReyesEl más clásico de los Roscones de Reyes, que no puede faltar en ninguna casa el 6 de enero. (Copyright: Consum)

El Roscón de Reyes, el cierre perfecto, la joya de la corona. Es un bollo de masa dulce aromatizado con agua de azahar y adornado con rodajas de fruta escarchada que no falta en las mesas españolas en el día de Reyes. En su interior se pueden encontrar varias sorpresas, convirtiéndolo en todo un evento o un juego: por un lado, una figurita que te convertirá en el rey y, por otro lado, el haba, que quien lo encuentra, paga el roscón. Se suele rellenar de nata, chocolate o trufa, aunque versiones más recientes apuestan por la crema de café o el chocolate blanco, éste último ideal para amargar a un diabético.

Además de reinventar los clásicos, añadiendo sabores, texturas, colores o diseños, también se han adoptado dulces de otros países o se proponen alternativas para elaborar tus propios dulces en casa, un plan perfecto para hacer en familia y dejar la cocina en su peor estado de orden.

En todos los supermercados podemos encontrar el famoso Panettone italiano, o el Stollen alemán; y en redes sociales encontrarás múltiples recetas de hojaldres en forma de árbol de navidad rellenos de chocolate o galletas de jengibre en forma de muñecos o de copo nieve. 

De dónde vienen y hacia dónde van

De origen pagano, los dulces navideños cuentan con una larga historia que se remonta a festividades celebradas mucho antes de la cristianización. Estaban presentes en rituales de agradecimiento y esperanza, asociados a los ciclos agrícolas y al solsticio de invierno.

Con la expansión del cristianismo, estas festividades y sus dulces se adaptaron para integrarse en las celebraciones navideñas. Múltiples recetas fueron absorbidas y adaptadas con nuevos significados religiosos, aunque se mantuvieron ciertos ingredientes clave como la canela, el clavo o el jengibre, que recuerdan a los orígenes paganos más antiguos.

En la actualidad, están muy integrados en nuestra tradición y simbología. Con innovaciones como la elaboración de dulces veganos, más saludables (sin usar azúcar refinada) o sin lactosa, para que puedan disfrutarlo todos los públicos, ha pasado de ser un producto exclusivo, al que solo podían acceder las clases más pudientes, a encontrarlos en todos los supermercados o pastelerías de España gracias a las cadenas de distribución y a la influencia de la producción local.

La producción en masa, sin embargo, es un arma de doble filo. Por un lado, los ha convertido en un producto altamente accesible para todo el mundo; pero, por otro, la estandarización en la elaboración sacrifica la autenticidad en términos de ingredientes, técnicas y calidad, haciéndolos todos idénticos y sin el toque humano que los caracteriza.

Bandeja de dulces navideños
Muñecos de jengibre, pretzels, y chocolate, toda una cultura de dulces navideños. 

Degustar un polvorón con la familia es tradición, como también lo es la elaboración en pequeños obradores, cuyas recetas se han transmitido de generación en generación, forjando sabores auténticos y únicos, reconocibles por todos. Con ingredientes frescos, artesanales, locales, y de alta calidad, se consigue un producto más sabroso, más saludable y personal.

El futuro de los dulces navideños, por tanto, se plantea como una combinación entre tradición, innovación y sostenibilidad. Bajo la defensa de que tradición y evolución no son opuestas y que innovar no es olvidar, se apuesta por mantener vivas las costumbres y tradiciones más arraigadas, pero adaptándose a los nuevos tiempos. En cada bocado llevamos el sabor de nuestra historia y de la que está por venir.

Dulces y vino, ¿maridan?

Una combinación que invita a explorar los sentidos, a disfrutar de sabores, aromas y texturas que nos pueden transportar a recuerdos entrañables o ayudar a vivir el espíritu de la Navidad a través del gusto, olfato o la vista.

Dulces navideños y vino maridan a la perfección, pero es esencial tener en cuenta el equilibrio del dulzor, el vino debe ser al menos igual o más dulce que el postre, para evitar que sepa ácido; los vinos dulces, en general, son grandes aliados para casi cualquier dulce navideño.

Os proponemos una serie de vinos que podrás encontrar en nuestra guía y que casan a la perfección con los dulces más típicos de esta época que no pueden faltar en nuestras reuniones y celebraciones.

Resulta imposible no pensar en dos vinos tradicionales del Sur y que van a la perfección con este tipo de dulces. Hablamos de los Pedro Ximénez de Montilla-Moriles y de Jerez, vinos untuosos, golosos y algunos con el paso del tiempo muy marcado en su ADN.

Gracia Pedro Ximénez Dulce Viejo, 94 puntos, de la bodega Gracia, es uno de nuestros elegidos, un vino contundente y que además tiene un precio por debajo de los 20 euros. Lo podemos acompañar de cualquier dulce navideño, como por ejemplo el turrón blando.

Polvorones y mantecados combinan perfectamente con vinos dulces de la zona de Málaga, como los clásicos moscateles de la Axarquía.  Hoy acudimos a un moscatel que nace en las escarpadas laderas de los montes de la Axarquía, Maestro Viña Axarkía cosecha 2022 (92 puntos y un P.V.P. de 9 euros), una forma de disfrutar del dulce, pero poniendo ligereza en la combinación.

Hay a quién le gusta acompañar el turrón duro o el propio Roscón de Reyes con algo diferente, como por ejemplo un espumoso con un ligero toque de azúcar. Un Cava Brut, es un buen ejemplo de este maridaje que destaca más por contraste que por similitud. Agustí Torelló Mata Ubac Gran Reserva 2019 Brut (92 puntos – P.V.P. 18,9 €) nos va perfecto para este propósito. Este cava ya posee en su interior notas de bollería y un fondo sensiblemente goloso que acompañará perfectamente tanto al turrón como al roscón.

La época navideña está cargada de tradición y cultura y los dulces navideños son un claro ejemplo de ello. Pese a los cambios culturales, nuevas técnicas o paladares contemporáneos, estos dulces se mantienen fieles a su esencia y continúan siendo un símbolo indiscutible de estas fechas.

    Escrito por Redacción