Los vinos, resultados dispares pero prometedores
No siempre todo acaba alcanzando los resultados deseados. A nuestra copa llegaron dos de los tres monovarietales, Pampolat y Morenillo, pero no tuvimos ocasión de evaluar el Mondragón, ante las dificultades que tuvieron en conseguir que el vino alcanzase un determinado grado alcohólico. Habrá que ver cómo evoluciona esta última variedad conforme lleguen a dar con su correcto cuidado en el viñedo, pero tendremos que esperar para verlo. Lo que si pudimos ver es la potencialidad de la Pampolat y la Morenillo, en dos vinos muy raciales, frescos, y silvestres.
Pampolat, silvestre, frutal y floral
En los últimos años, están proliferando los vinos menos estructurados. No son ni mucho menos la única tendencia, pero conviene destacar que su llegada supone un añadido a la diversidad de estilos que hasta ahora se elaboraban. Les invito a leer uno de nuestros últimos post al respecto de los vinos mediterráneos (Vinos mediterráneos). La pampolat que pudimos catar nos mostró un vino de nuevo cuño. Un vino muy primario por su elaboración, muy expresivo en nariz, afilado, con presencia de fruta roja ácida, notas de hierbas silvestres y fondo de regaliz. En boca es sabroso, con tensión y finura.
Morenillo, austeridad y esencia de suelo
Por el contrario la morenillo nos mostró otro perfil más austero. Este vino se elaboró con dos morenillos, el de Terra Alta y el Morenillo de la Hoya, una completamente variedad diferente. En el vino catado, añada 2021 en ambos casos, hay una predominancia del Morenillo de la Hoya, si bien no queda claro qué variedad aporta qué matiz ante una elaboración conjunta. Lo que sí podemos decir es que a nivel organoléptico presenta una nariz más austera, lo que nos permitió ver más el carácter de suelo dentro del vino.
Estas variedades se encuentran plantadas en una parcela de media hectárea, ubicada en el Alto Palancia, entre las sierras de Espadán y Calderona, sobre unos suelos muy férricos de rodeno (cuarzo y feldespato).
El tiempo dirá si todo este trabajo acaba por calar en toda la región. De momento las perspectivas de crecimiento se antojan francamente interesantes en una zona que ha permanecido ajena a la revolución del vino iniciada en zonas más consolidadas como Priorat, Jerez, Jumilla o Alicante. El mediterráneo es motivo de orgullo y los vinos de este perfil tienen todavía mucho que decir al consumidor de vinos de calidad e identidad propia.