La carrera por crear una nueva denominación
Hasta aquí la historia de los vinos tradicionales de Jerez y Manzanilla. Lo que está en ciernes ahora es la creación de una nueva DO que albergará los vinos tranquilos del Marco de Jerez. Mucho nos tememos que sigue vigente el artículo que publicamos hace ya más de un año y que les dejamos aquí por si quieren refrescar la memoria. La única diferencia con el artículo de entonces es que parece claro que el término Jerez no aparecerá reflejado en el futuro nombre. Desde el consejo regulador se asegura que el término Sherry, presente en el nombre de la DO Jerez-Xérès-Sherry, está especialmente vinculado al concepto de crianza, por lo que podría generar confusión. Tampoco parece que muchos de los actores del Marco estuvieran dispuestos a vincularlo a la DO Jerez, algo que desde nuestro punto de vista sería más provechoso por su fuerte vinculación territorial.
Tras los pasos de Montilla-Moriles
Hoy también publicamos más de 60 vinos de la Denominación de Origen Montilla-Moriles, una DO precursora de muchos de los pasos que hoy día da Jerez, como el permitir la no fortificación de los vinos tradicionales y también la creación de la categoría de los Vinos de Pasto dentro de la propia denominación de origen y no como un ente independiente. La diferencia está en que Montilla-Moriles no cuenta con un regimiento de elaboradores que la nutran y actúen de altavoz. Aunque poseen bodegas que alimenten estos vinos, de momento todavía no son lo suficientemente numerosos como para generar un mayor impacto. El tiempo juagará a su favor si los productores, en bloque, deciden contribuir a alimentar esta categoría, capaz de servir de introducción a sus vinos clásicos y de fomentar el consumo de los vinos del Sur.
Una de las fortalezas de la DO Montilla y sus vinos no fortificados radica en la buena madurez de su uva principal, la pedro ximénez, que muestra tanto o más plasticidad que la palomino gaditana, lo que les permite jugar con graduaciones más bajas para la elaboración de vinos con crianza biológica.
La fuerza de una DO con protagonistas de alto nivel
Es poco habitual encontrar novedades en denominaciones de origen tan tradicionales, pero, aunque pocas, por suerte las hay. Hace tres años les avisamos de la llegada de un interesante proyecto, Los Insensatos (4 Locos Wines), que, por cierto, su vino La Manga del Negro 2023 está este año especialmente brillante. Hoy es otra bodega la que ha llegado dando la campanada, Lagar de Santa Magdalena, una antigua bodega familiar rescatada en 2015 por el matrimonio formado por Chea Madrid y Antonio Alarcón.
Se trata de un proyecto completamente artesanal que no supera las 100 botas y que posee 6 hectáreas de viñedo de albariza en la zona de Moriles Alto. Los orígenes de esta bodega/lagar se remontan a 1906, con la adquisición de la finca por parte de doña Cecilia de Burgos y Álvarez de Sotomayor, condesa de Colomera. El proyecto llega a las manos de Chea y Antonio generaciones más tarde. Antonio Alarcón, nieto de la segunda Condesa de Colomera decide junto a su esposa Chea dar un empujón a un proyecto que, pese a sus excelentes vinos, no era conocido más allá de Córdoba. Este matrimonio ha acudido a la agricultura regenerativa para dar fuerza a un viñedo muy singular, como ellos mismos reconocen, y apoyados en trabajos de máximo respeto para conseguir uvas de primer orden. El resultado salta a la vista. Toda su gama de vinos es excepcional. Todos los vinos tradicionales, de esta casa salvo su oloroso, son vinos sin encabezar, puros de concepción. Desde hace cuatro años elaboran vinos tranquilos como su LSM blanco seco de guarda o LSM blanco natural, vinos que representan fielmente su origen y que sirven de introducción a una zona tan interesante como mágica. Y es que Montilla sigue siendo una gran desconocida para el común de los consumidores.