Cómo enfriar un vino rápidamente

29 May 2025

Pocas cosas en la vida generan tanto drama como ir a abrir una botella de vino y descubrir que está…templada. Ni fría ni caliente; sino en ese limbo tibio que hace que sea imbebible. ¿Qué haces? ¿Te resignas? ¿Le echas hielo? La respuesta es un rotundo no. Hoy te enseñamos las mejores técnicas para enfriar un vino rápidamente.

¿Quién no ha escuchado alguna vez que el vino tinto se bebe a temperatura ambiente? Sí, pero ¿ambiente de dónde? Desde luego, no al ambiente del salón de tu casa en agosto, pero tampoco recién traída del Polo Norte. Igual que algunos vinos necesitan respirar para mostrarse en todo su esplendor, también deben ser consumidos a la temperatura ideal; porque no es lo mismo un espumoso bien frío que uno que burbujea como si lo hubieras sacado del maletero en mitad de un atasco en la M-30.

La temperatura puede hacer que un vino brille como un diamante o que se caiga con todo el equipo. Es, en resumen, un paso clave para que el vino sea disfrutable y además exprese lo mejor de sí mismo.

La ciencia del fresquito perfecto

Enfriar el vino a la temperatura adecuada no es postureo, es realmente un aspecto importante. Porque sí, hay momentos clave en la vida en los que necesitas un vino frío o bien atemperado: como cuando organizas una cena para inaugurar tu casa nueva y te olvidas de meter el vino en la nevera; o cuando te invitan a una barbacoa improvisada del día anterior y tienes que recurrir a nuestros consejos para conseguir un vino en el supermercado in extremis.

La temperatura del vino afecta a todo: a cómo percibimos sus aromas, sabores, acidez, taninos e, incluso, la textura en boca. Un vino demasiado frío es un vino mudo, no huele, no sabe, no emociona; si está demasiado caliente, el alcohol se dispara y lo domina por completo dejando una sensación plana y quizá, demasiado fuerte.

Sin embargo, un vino que esté en su punto es como un filtro que realza lo mejor, que habla y que se expresa. ¿La clave? Como en todo: el equilibrio, encontrar el punto justo para que cada tipo de vino saque su mejor versión. Fresquito sí, pero no congelado; temperatura adecuada, no “del tiempo”. Un truquito exprés: si no tienes muy claro a qué temperatura está, fíate del cuello de la botella. Si da gusto tocarlo y está fresco (que no helado), vas bien.

Guía rápida de temperaturas.Guía rápida de temperaturas.


Qué método usar según tu nivel de desesperación

La técnica clásica pero más efectiva: sumergirla en una mezcla de agua, hielo y un poco de sal.
La técnica clásica pero más efectiva: sumergirla en una mezcla de agua, hielo y un poco de sal.
Envuelve la botella en un paño de cocina mojada y métela al congelador. El agua del paño acelera el enfriamiento.
Envuelve la botella en un paño de cocina mojada y métela al congelador. El agua del paño acelera el enfriamiento.
En ausencia de paños limpios, la versión improvisada: moja un calcetín (limpio, por favor), envuelve la botella y al congelador.
En ausencia de paños limpios, la versión improvisada: moja un calcetín (limpio, por favor), envuelve la botella y al congelador.
Congela uvas y úsalas como si fueran hielos: no enfrían tanto pero no aguan el vino.
Congela uvas y úsalas como si fueran hielos: no enfrían tanto pero no aguan el vino.

Qué no hacer

Ya sabemos que cuando hay prisa y presión, sale a relucir nuestro lado más creativo y se nos ocurren ideas de todo tipo. Pero, si quieres conservar tu reputación, y tu vino, hay cosas que no se deben hacer jamás, nunca. Bajo ningún concepto.

  • Congelar sin supervisión. Enfriar sí, olvidar no. Es posible que después de tres horas en el congelador, la botella explote y te quedes sin vino. Y sin congelador.
  • Echar cubitos de hielo del grifo directamente en el vino: no solo lo aguas, sino que lo contaminas con sabores y olores ajenos. Truquito: lo que sí podemos permitir es echar un hielo en la copa, removerlo durante 15 segundos y sacarlo, solo para refrescar. Y solo en los tintos. También puedes hacer cubitos de hielo con vino (aunque sea de otro distinto) y tenerlos preparados para estas situaciones de emergencia.
  • Calentar el vino antes “para compensar”. Te aseguro que a alguien se le ha ocurrido alguna vez ponerlo al sol en el jardín de su casa. El vino es sensible a la luz y al calor directo; acabas acelerando su oxidación y destrozando aromas.

Así que, ya lo sabes, enfriar un vino correctamente (y rápido) es todo un arte. Una ciencia, pura estrategia, y quizá un poco de lógica. Pero, como la lógica brilla por su ausencia en situaciones desesperadas, esperamos que con nuestros trucos asciendas al nivel pro en el mundo de las cenas improvisadas y los despistes. Y así, podrás ir a esa barbacoa con la cabeza bien alta y con tu calcetín preparado para sorprender a cualquiera.  

    Escrito por Redacción