Preparando un otoño de vino
Pon a punto tu bodega personal y toma nota de algunas sugerencias para disfrutar durante la estación que viene.
Como en todo alimento, existen momentos más propicios que otros para el consumo de determinados vinos. Para los lectores del hemisferio norte, muchos de ellos enfundados a día de hoy en múltiples capas textiles, es un buen momento de acudir a los vinos de manga larga.
Como es fácil de imaginar, el consumo en esta época del año apunta hacia vinos con contundencia y estructura. Hoy te damos alguna idea para que empieces a descorchar muchos de los vinos que aún guardabas en tu bodega o despensa.
El invierno da paso a platos deliciosos y sobre todo calóricos. Estos platos piden con urgencia un vino que les aguante toda la conversación, pues si no fuese así y acudiésemos a vinos ligeros, éstos pasarían sin pena ni gloria, dejándonos una sensación final incompleta.
Durante décadas muchos bodegueros españoles han abusado de la madera, un hecho que impedía ver más allá del efecto de la crianza, tapando todos los interesantes matices que un buen vino puede mostrar. Por suerte este fenómeno poco a poco va desapareciendo y los usos de la barrica y su influencia en el vino son hoy más coherentes que hace unos años, aunque todavía falte camino por recorrer.
La barrica proporciona al vino un sólido esqueleto. Bien usada es capaz de sostener y entrelazar importantes rasgos como son la fruta, la acidez y también la longevidad. En muchos casos esta crianza pule y suaviza determinadas asperezas en el vino. Muchos de nosotros conservamos vinos de largas crianzas en barrica, con el fin de jugar con su envejecimiento en el tiempo y por disfrutar de los matices terciarios que este envejecimiento puede proporcionar. Este es un buen momento en el año para abrir algunos de estos vinos, pues tendremos sin duda muchas más oportunidades de armonizarlos con la gastronomía de invierno.
Cuando hablamos de vinos contundentes nos referimos a zonas que por su ubicación son más propensas a la obtención de esta tipología de vino. Conviene matizar que siempre existen productores que, a pesar de la zona, se alejan de esa estructura y contundencia en su afán por potenciar la frescura, acidez y el fácil trago.
Como lo que queremos es sostener la contundencia de platos como, por ejemplo, un cocido madrileño o montañés, recomendamos acudir a zonas en la que, ya sea por clima, variedad o suelos, favorezcan la obtención de estos vinos.
El clima continental, presente en la mayor parte de la meseta española, ofrece importantes contrastes de temperatura entre el día, noche, invierno, verano. Los vinos nacientes en un clima continental extremo suelen ofrecer una potente carga frutal, más o menos madura, acompañada de una alta graduación alcohólica. En este sentido Calatayud podría ofrecernos interesantes opciones, a la vez que nos permitirá disfrutar de una variedad poco propensa a los vinos excesivamente estructurados como es la garnacha, pero sobre unos suelos pizarrosos y, por tanto, con cierta calidez, que favorecen una mayor maduración y una mayor musculatura en el vino. La diversidad de suelos de esta zona nos permitirá además disfrutar de otras interesantes variaciones en sus vinos.
Ribera del Duero nos permite jugar con la potencia sin caer en los excesos, siempre teniendo en cuenta el elaborador al que acudimos. Y es que el equilibrio lo es todo en el vino, por eso es importante escoger vinos que favorezcan la presencia de la fruta y que, a la par, conserven una rica estructura, algo que, lamentablemente, no todos los productores consiguen definir. Existen infinidad de opciones y la mejor forma de garantizar una correcta elección es que buceen por nuestro buscador de vinos acotando su búsqueda a la Ribera Del Duero, añadiendo el filtro de la categoría de crianza o reserva y con una puntuación mínima de 90 puntos. Existe una amplia y variada oferta de vinos que perfectamente podrían ser un buen aliado para sobrepasar el invierno y que se ajustan a todos los bolsillos.
Toro, la fuerza al servicio del vino: muchos grandes vinos de la denominación de origen Toro poseen las credenciales de vino estructurado, contundente y largo. Por ese motivo conviene dedicarles alguna que otra sesión gastronómica en los próximos meses. La tempranillo mesetaria ofrece su versión más rebelde en muchos de los vinos que allí se hacen, por lo que deberá ser una opción muy a tener en cuenta.
El mediterráneo también puede combatir el frío: el levante español también tiene mucho que decir. Bobales, monastreles y cariñenas nos ofrecen infinitas posibilidades a través de regiones productoras como Priorat, Montsant, Utiel-Requena, Manchuela, Alicante, Valencia, Jumilla, Yecla y Bullas. Existen infinidad de opciones posibles. La monastrell murciana y alicantina tiene muchos ejemplos de vinos corpulentos y estructurados que seguramente encajen a la perfección en nuestra mesa. Muchas DO’s catalanas también poseen una rica oferta de vinos en este sentido, algunos más sutiles y elegantes y otros más indómitos. El elaborador marca mucho en el estilo final del vino, así que siempre es aconsejable fijarse en la descripción que hacen nuestros catadores de la Guía Peñín e identificar los matices que más se acercan al estilo que buscamos.
Sea la zona que sea, es un buen momento del año para sacar los vinos más musculados. El invierno juega a nuestro favor y aunque estemos recuperándonos de las fechas navideñas y sus grandes comidas, seguro que encontramos múltiples ocasiones para descorchar esta tipología de vinos.
Pon a punto tu bodega personal y toma nota de algunas sugerencias para disfrutar durante la estación que viene.
Os proponemos ocho vinos para acompañar los platos que nos traen esta temporada de hojas y lluvias. Una sabrosa selección de vinos que hemos tenido oportunidad de catar este año y que nos han cautivado por su tipicidad y sapidez.
José Peñín nos cita su historia personal con Jumilla cuando su excelente granel era el reclamo principal por encima de los tímidos comienzos del vino embotellado.